Es creativa y soñadora. Milagros Torcida dedica su día a varias actividades que realiza con mucho corazón, atención a los detalles y paciencia. Casada con Rorro Cacavelos, a sus 29 años de edad es mamá de Constantino (2) y espera a Luciano. Es licenciada en Gestión de la Hospitalidad, pero hoy en día su vida laboral gira en torno a El Mundo de Mila, emprendimiento que inició en 2016 y con el cual crea contenido para redes sociales.

Fotos: Ismael Prado. Dirección de Producción: Bethania Achón.

Su curiosidad por los videos y las ediciones comenzó cuando todavía era una niña, realizando filmaciones en su casa. Con la cámara de su papá, grababa a sus hermanos y más tarde también a sus amigas. De esta manera fue descubriendo aún más esta vocación que disfruta bastante. Motivada por su gusto hacia lo diferente y todo aquello que salga de lo común, Mila decidió abrir una cuenta en Instagram @elmundodemila y asumir este desafío.

Como emprendedora, esposa, mamá y ama de casa, se las ingenia para que sus tareas, a pesar de agotadoras, también sean divertidas. La situación actual no la detuvo y continúa haciendo sus producciones acompañada siempre de su pequeño hijo Tino −como lo llaman de cariño−‒ con quien felizmente espera el próximo Día de la Madre, emocionada de casi ya tener dos motivos para celebrar esa importante fecha.

Para Mila, las horas no tienen pausa, por esto aprendió a invertir su tiempo en la familia, el trabajo y en ella misma, sin descuidar ningún aspecto, y aquí nos cuenta cómo se organiza para lograrlo.

7.30. Mi día arranca cuando Constantino nos despierta a gritos pidiéndonos su yogur. Desde que me levanto repaso en mi cabeza todas las cosas que debo hacer durante la jornada, ya sean laborales o respecto a tareas de la casa. No soy de llevar una agenda con anotaciones.

8.00. Desayuno entre los tres, sí o sí juntos. Esto debido a que normalmente (antes de la cuarentena y en ocasiones también por ahora) mi marido no puede estar presente para almorzar en casa, entonces no lo vemos hasta las 18.30, aproximadamente.

9.00. Me siento en mi escritorio y trato de visualizar todos mis pendientes de trabajo en orden prioritario. Organizo las necesidades de la casa.

12.15. Almorzamos con Tino.

13.00. Le hago dormir la siesta y también aprovecho para descansar.

14.00. Continúo con el trabajo, vuelvo a sentarme en el escritorio ya sea para editar o planear alguna producción.

17.30. Finalizo mi horario laboral, me toca merendar y jugar con Tino. En esta cuarentena trato de hacer actividad física mientras juego con él, ya sea a la pelota, algún ejercicio o baile en YouTube y hacerle partícipe a mi hijo mayor, siempre y cuando la panza me permita. Hay días en que me siento muy cansada y no quiero esforzarme para evitar malestares.

18.30. Esperamos a mi marido (si es que le tocó salir a trabajar debido a la cuarentena) y le acompañamos a picar algo en la cocina.

19.30. Es hora del baño de Tino.

20.30. Aprovechando que estamos juntos, cenamos entre los tres.

21.15. Es hora de los cuentos para hacerle dormir a Constantino.

22.00. Tenemos la casa en silencio, aprovecho para ponerme al día con mi marido y disfrutamos de ese espacio juntos. Compartimos nuestro sagrado chocolate antes de dormir y, si todavía no estoy muy cansada, veo una película. Digo “veo” porque mi marido no ve películas ni series. Y sí, ¡es como para morirse! Igual me acompaña físicamente al lado, pero con su celular.