RINCONES CON ENCANTO

Rodeada de poetas, músicos y escritores, María de la Paz Rivarola se crió en un ambiente en que lo artístico fue muy valorado. Naturalmente, ese mundo la cautivó desde pequeña y cuando terminó la secundaria, quiso profesionalizarse en la materia. Pero la frase “todos los grandes artistas primero fueron arquitectos”, que su padre le señaló, caló muy hondo en su mente y corazón. Por eso escogió la carrera de Arquitectura, decisión de la cual no se arrepiente y confiesa estar muy agradecida. En esta edición, conversamos con ella en su casa, un lugar repleto de detalles, buen gusto y, por supuesto, arte.

Fotos: Ismael Prado. Dirección de producción: Bethania Achón.

María de la Paz es madre, esposa y profesional, roles que se complementan entre sí mediante una sola ecuación: el amor. Su hija Constanza y su marido Mario Coscia conforman su familia soñada. Hace 31 años, se recibió de arquitecta en la Universidad Nacional de Asunción y desde entonces abraza la profesión con compromiso y pasión.

En sus propias palabras, la característica que más resalta en ella es su responsabilidad, la cual, combinada con una dosis de inteligencia emocional, la ayuda a afrontar las dificultades de manera rápida y proactiva. Tanto en lo profesional como en lo social, le gusta ser perfeccionista y estar pendiente de todos y de todo, hasta el último detalle. Esto le permite crear con facilidad espacios y ambientes donde la gente se siente cómoda y divertida.

Algo que disfruta mucho hacer cuando no está trabajando es escuchar música, leer y socializar con sus amistades. “Después de la familia, los amigos constituyen mi universo. Mi casa está diseñada para esa actividad. Los fines de semana vamos a San Ber, donde me distraigo con el jardín y la huerta”, nos cuenta. Pero en estos tiempos de pandemia, cuando la socialización se vio restringida, aclara que “con mi marido nos dedicamos a reforzar el hobby de la cocina. Él es un eximio cocinero, así que lo acompaño ‘moralmente’ en esa actividad, ya que con esas dotes no fui adornada”.

Gracias a su profesión de arquitecta y la de su marido de ingeniero, María y Mario formaron el dúo perfecto para uno de los proyectos más importantes de sus vidas: la casa que habitan, que fue concebida íntegramente por ambos desde la planificación, la construcción y el diseño de interior. A continuación, nos cuenta más detalles al respecto.

¿Cómo descubriste tu vocación?

 – De niña estudié en la Escolinha de Arte, luego grabado con Livio Abramo y pintura con Olga Blinder; en el colegio hacía cerámica y todos los años exponía en el Bosque de los Artistas, de Hermann Guggiari. Al terminar la secundaria, mi primera elección fue el arte. Pero mi papá, con la sabiduría que lo caracterizaba, me señaló que todos los grandes artistas primero fue[1]ron arquitectos, entonces me sugirió que hiciera Arquitectura y que posteriormente me dedicara al arte. Fue así que seguí esa carrera de la que no me arrepiento y que me ayudó a ver las cosas desde otra óptica y a involucrarme desde otro ángulo. ¡Nunca voy a dejar de agradecerle por aquel sabio consejo!

 ¿Cómo dividís tu tiempo entre tu vida profesional y personal?

– Soy muy organizada y llevo una agenda donde marco la hora de cada actividad. La vorágine laboral actual hace que muchas veces uno almuerce fuera de la casa y lejos de los suyos, pero afortunadamente mi marido es ingeniero y trabajamos en la misma oficina, así que comemos juntos todos los días. Esa hora es sagrada, excepto algunas veces, cuando me junto con amigas, que me cargan las baterías. Así que siempre hay un balance entre lo personal y lo profesional.

¿Qué significa para vos tu hogar y cuál es la importancia que te merece?

– Tiene la mayor importancia del mundo, porque es el que cobija a mi familia. Es mi santuario. De hecho, en el centro de la casa tenemos uno, con un reclinatorio donde doblo las rodillas todos los días de mi vida. Soy muy creyente, así que el motor de mi vida radica en ese pequeño espacio en el corazón de mi hogar.

¿Fue tarea fácil ambientar tu propia residencia?

 – Yo soy de reutilizar, reciclar y readaptar lo que tengo, que contenga valor emocional. Esa tarea no me fue difícil, porque solo tuve que darle un refresh a los muebles que ya estaban, y los espacios a ser llenados, los diseñé de acuerdo con las actividades para las que se utilizarían. No cambio mucho los muebles; los que poseo tienen sus años e historias; varios son herencia de los abuelos, están con nosotros desde siempre. Pero cada tanto aggiorno la decoración, y me tranco un poco, si es para mí. Es notable: para un cliente hago de una, pero si es un espacio personal, la musa tarda en llegar.

¿Cómo es tu residencia y cuáles son las características que más resaltan?

– Mi casa es de estilo clásico, resaltan la iluminación natural y la integración total entre los espacios; incluso las aberturas que dividen el interior con el exterior están totalmente a un solo lado, y así se integran el patio y el interior de la casa. El equipamiento y ambientación son versátiles y cambian de acuerdo con la ocasión. Por ejemplo, todas las mesas son extensibles, entonces si tenemos gente que va a comer, se adaptan a los comensales; la mesada del quincho se abre y sobresale un anafe para cocinar. Si el menú no será asado, los sillones y sofás se voltean sin que se vea alterada la deco, y también sirven para agrandar la tertulia. En fin, todo el equipamiento se adapta a las actividades del momento. Es una casa para ser vivida en cada rincón y disfrutada en su totalidad.

¿Cuál es tu espacio favorito y por qué?

– Mi espacio favorito es la terraza contigua al quincho, que se convirtió en una especie de invernadero desde que la techamos con una cubierta traslúcida. Se creó un microclima con los jazmines que treparon por debajo y las orquídeas que cada tanto florecen. Es un placer sentarse a contemplar el verde del patio y disfrutar del aroma de esas flores. Allí obtengo mi momento de relax, es una caricia para el alma y los sentidos.

¿Hay objetos que decoren tu hogar y tengan alguna historia detrás?

 – ¡Sí! Hay muchos, pero uno encierra una anécdota muy simpática. Es un maniquí vintage de costura, con el sello original de 1951, es mi objeto favorito. La historia es la siguiente: en uno de sus viajes, mis padres fueron a un clásico garage sale en Estados Unidos, y mi mamá se enamoró de ese objeto porque decía que era idéntico al que tenía mi abuela; entonces quiso comprarlo, pero la dueña lo vendía solo si se le compraba todo lo que había para la venta: fardos de tela, bolsas enteras de botones rollos de encaje, miles de carreteles de hilos y máquinas de coser antiquísimas. Tanto insistió mi mamá que compraron todo el combo, pero tuvieron que traer en un container la cantidad de cosas que venían en el paquete. Hasta hoy pululan por ahí los botones y telas circa años 40 y 50.

Otro objeto que ocupa un lugar muy especial en la casa y en mi corazón es el disco del poema sinfónico María de la Paz, con una dedicatoria de puño y letra de José Asunción Flores, quien fuera mi padrino y muy amigo de mi padre.

¿Qué objetos preferís para complementar la estética de un espacio?

– Me inclino por los textiles, como una manta con almohadones en un sofá, un caminero en las mesas de centro, de comedor o aparadores. También los utilizo como pie de cama en juego con los almohadones decorativos. Generalmente aportan calidez, levantan un ambiente, brindan energía con los colores o los visten de elegancia de acuerdo con la textura y el diseño; aparte, protegen el tapizado de la suciedad y las rayaduras en la madera. No son elementos caros y se los puede sustituir constantemente según la ocasión o estación. Con muy poco se cambia la imagen del espacio y para dar la sensación de renovación total.

¿Cómo definís tu estilo, ya sea en tu casa o en los proyectos que realizás?

– El estilo de mi casa es clásico; en cuanto a los proyectos, dependen del cliente, sus necesidades y sus gustos. Trato de imprimir siempre funcionalidad y calidez a los espacios, para que sean acogedores.

¿Qué lugar en el mundo te sorprendió sobremanera por su arquitectura?

– Sin dudas, Barcelona, España; esa mezcla de estilos arquitectónicos que tiene, que va del gótico al neoclásico, pasando por el Modernismo Catalán con las fascinantes obras del genio Gaudí, a quien admiro profundamente, y sus obras más representativas como el Parque Güell o la Catedral de la Sagrada Familia, solo por mencionar algunas. Ni que hablar de su arquitectura contemporánea. En Milán me sorprendió sobremanera el edificio en altura llamado Bosco Verticale, ícono de reforestación urbana representada con miles de especies verdes colgadas en su fachada. ¡Es simplemente impresionante!

 

¿Cómo nació Bauhaus, qué ofrece y con quién lo llevás adelante?

– Soy la única propietaria, pero lo llevo adelante con un equipo sensacional de colaboradores, que son mi fortaleza. Nació hace 27 años, incursioné en un nicho poco explotado para la época, el del equipamiento a medida y diseño interior. En ese entonces había muy pocas casas de decoración y la figura de la decoradora no era tan común como ahora. Entonces, combiné la construcción con el diseño interior y el equipamiento a medida. Posteriormente, incorporé accesorios de decoración y equipamiento para pileta y jardín. Bauhaus ofrece un servicio holístico: desde el proyecto, la construcción, pasando por el diseño interior y la decoración de espacios, hasta la provisión de los accesorios. Por eso, el nombre es Bauhaus Arquitectura Integral, porque el servicio que ofrecemos es íntegro.

Contanos sobre los logros profesionales de los que te sentís orgullosa.

 – No hay uno especial, en cada cual pongo todo mi esfuerzo y creatividad. Así que al culminar el proyecto, siento que el cliente queda satisfecho, y eso lo hace especial. Eso me llena de satisfacción y orgullo. Así que todas las obras en que el cliente es feliz, son las que me dejan orgullosa.

¿Cuál es el consejo que siempre das a tus clientes cuando te contactan para iniciar algún trabajo?

 – No hay un consejo en especial, ya que cada cliente es diferente, así como también sus gustos y necesidades, ya sea dentro de una construcción o una decoración. Pero lo que sí trato es de encaminarlos dentro del estilo buscado y asesorarlos en cuanto a materiales, funcionalidad y más.


CREO QUE EL SECRETO DE UNA VIDA PLENA ES NO DEJARSE ESTAR Y SIEMPRE TENER PLANES DE CUALQUIER ÍNDOLE QUE ENCARAR


¿Cuáles son tus herramientas inseparables en el trabajo?

– Lápiz, papel y escalímetro… ¡soy de la vieja escuela!

 ¿Qué es lo más gratificante que te dejó de tu profesión?

 – Las relaciones que se forjan, y te vuelvan a llamar una y otra vez.

¿Qué fue lo más desafiante?

– Lo más desafiante fue un proyecto gastronómico muy grande que debíamos hacer en un cortísimo tiempo. Pero gracias a Dios lo logramos en el plazo estipulado y a entera satisfacción del cliente.

Cuando comenzás un proyecto, ¿qué parte del proceso disfrutás más?

 – Disfruto la parte del diseño, del rayado… me paso horas sin darme cuenta del tiempo; tanto así que a veces llego a mi casa y sigo con el diseño. En un abrir y cerrar de ojos me encuentro dibujando hasta altas horas de la madrugada. Eso significa que me apasiona lo que hago.

Actualmente, ¿qué estás planificando?

 – Actualmente ejecuto varios proyectos de decoración, tres centros gastronómicos, una oficina corporativa, dos reformas y dos proyectos residenciales.

 ¿Cuál es el proyecto de tus sueños?

– Nunca dejar de tener proyectos. Creo que el secreto de una vida plena es no dejarse estar y siempre tener planes de cualquier índole que encarar.

 Finalmente, cuando mirás al futuro, ¿qué ves?

– Me veo realizada, feliz y satisfecha, disfrutando de la familia. O sea que me veo bendecida, ¡al igual que hoy!.