LA VIDA ENTERA
El cielo nublado y sublime fue el lienzo perfecto para el día más importante de María Del Mar Ferreira Suárez y Gonzalo Jesús Domaniczky Arévalo. Tras un dulce noviazgo, sellaron su amor en una emotiva ceremonia religiosa en la iglesia Santísima Trinidad.
La pareja, presentada por amigos que actuaron como cómplices del destino, cultivó durante cinco años un romance que los llevó hasta el altar. La propuesta fue una emotiva sorpresa para la novia. «Me dijo que iríamos a un festejo por su graduación y resultó ser una pedida de mano en su casa con nuestras familias y amigos. ¡Fue increíble!», confiesa Mar. Para su cita más importante, la novia se preparó en La Misión Hotel con sus primas y amigas. Allí fue peinada y maquillada por el equipo de La Santa Care. Ella deslumbró a todos con un vestido de estilo romántico que tenía una sobrepollera y un saquito, diseñado por Romina Ruffinelli.
Una vez lista, abordó un auto vintage que la llevó hasta la iglesia Santísima Trinidad. La puerta del templo aguardaba la entrada de Mar, quien caminó hacia el altar sumamente feliz y emocionada al compás del palpitar de su corazón enamorado. Gonzalo, con lágrimas de emoción, la vio entrar, pues sabía que ese encuentro daría inicio a una nueva etapa.
Luego del sí, quiero compartieron una elegante recepción con sus seres queridos en Rakiura. En los jardines del lugar posaron para la lente de Julio Zárate y luego pasaron a la ceremonia civil. Una vez cumplidos todos los protocolos, los nuevos esposos ingresaron al centro de la pista con la canción Será porque te amo, del grupo Ricchi e Poveri, para luego disfrutar de la cena y del baile hasta el amanacer.