«EL DISEÑO CAPTA LA ESENCIA DE LAS COSAS»

La curiosidad despertó en Adriana Sorrentino una capacidad creativa sin límites y, a sus 44 años, es propietaria de una respetada firma homónima de papelería social. En esta edición, nos abre las puertas del pintoresco estudio donde sucede todo, con la pasión que la identifica. Aprovechamos la ocasión para hablar acerca de lo que inspira su trabajo soñado y los pormenores del rebranding de su marca, que lleva más de 20 años en el rubro, pero que no tiene miedo a reinventarse.

Fotos: Ismael Prado. Dirección de producción: Bethania Achón.

La sola idea de crear emocionaba bastante a una joven Adriana Sorrentino Aveiro, pero tras la visita de su tía abuela Angelina Coiro Le Caldani, este sentimiento se convirtió en profundo deseo. Ella fue una gran influencia, pues era dueña de una galería de arte en Milán y, por su intermedio, pudo admirar de cerca el trabajo de varios artistas italianos. Este hecho, sin dudas, la alentó a la que sería su profesión en el futuro. “Siempre me definí como una persona muy curiosa, que trata de implementar la creatividad como intervención desde el arte, el dibujo, la moda y el diseño de espacios”, comienza.

 Así, con toda seguridad, escogió la Universidad Católica de Asunción para estudiar Diseño Gráfico. Apenas al año de ingresar −mientras se abría paso entre las responsabilidades de la maternidad y sus apuntes de estudiante− se manifestó en ella el ansia de un estudio creativo propio, la necesidad de hacer las cosas a su manera y disponer de todo su tiempo y empeño en lo que más anhelaba: diseñar.

 Aunque inició con una cartera reducida de clientes, con el pasar de los años se fue consolidando, ya que pertenece a una de las primeras generaciones de diseñadores gráficos en papelería, lo que le dio originalidad desde un comienzo. Fue en 1996 cuando, buscando crear un emprendimiento independiente, realizó sola sus primeros trabajos y entregas, ofreció un servicio personalizado en esa época. “Por suerte a partir de ahí los pedidos no pararon. Crecimos de a poco en capacidad y factor humano. Comenzamos a probar nuevos materiales, nos equipamos con máquinas de papelería y tarjetería. Hoy en día puedo decir que los pasos para llegar hasta donde estoy fueron mis ganas de superarme siempre, también el ser auténtica y comunicar mis ideas”, asegura.

 La simplicidad al transmitir el diseño y rescatar de entre los procesos clásicos la escritura manuscrita y el armado artesanal, en equilibrio con los recursos tecnológicos de nuestra actualidad, desde el principio diferenció el trabajo de Adri Sorrentino y hasta hoy lo hace. Los colores, las estaciones del año, el clima, a veces un edificio del centro histórico, elementos como una puerta e incluso las personas influyen en su trabajo y dejan al descubierto cómo la inspiración transmuta fácilmente, tomando distintas formas al momento de crear.

 “Para mí el diseño capta la esencia de las cosas, es poder transmitir de una manera armónica y poner allí mi visión del mundo que me rodea”, confiesa Adri. Para ella, la libertad a la hora de crear es primordial, más aún en todo lo que tenga que ver con el arte y el diseño, pues cree con convicción que uno se encuentra a sí mismo en la forma en la que desarrolla su inventiva y conquista así grandes cosas, como las que ha logrado en su taller creativo.

 Actualmente, la diseñadora comparte en su estudio esta pasión con cinco trabajadores que la ayudan en su labor diaria, además de una red de colaboradores que apoyan los procesos y hacen posible que los proyectos marchen en forma. Afianzados en el rubro de las tarjetas y la papelería social como una especialidad de la casa, pero nunca cerrados a la idea de apuntar a más, poco a poco fueron expandiéndose en capacidades y hoy también ofrecen servicios de diseño y desarrollo de branding, línea gráfica y packaging de marcas.

«Me resulta muy inspirador ampliar mis conocimientos y técnicas, siempre pensando en dar lo mejor al cliente»

 Siempre en movimiento, la creativa nos cuenta que actualmente está trabajando en varios proyectos, así como en el lanzamiento de papelería de lujo con su hija Giuliana, a quien heredó su gran entusiasmo por el diseño. “Es un sueño que tuvimos juntas y que ahora materializamos: se llama Giulabella. A la par de esto, me encuentro desarrollando una línea de productos para una fragancia y creando la imagen de marcas emergentes de moda y joyería a nivel nacional. Por otra parte, seguimos elaborando nuestras tarjetas para bodas y eventos sociales ya programados para el próximo año”, cuenta.

 Han pasado 23 años desde que Adri abrió las puertas de su estudio creativo y, con una trayectoria repleta de colores y aprendizaje, se convirtió en una de las diseñadoras gráficas más solicitadas. Aunque esto suponga un sueño cumplido, trasciende sus propios logros y desarrolla su ingenio después de tanto tiempo en el negocio. “Siempre leo e investigo sobre nuevas tendencias a nivel global, también viajo y me capacito constantemente dentro y fuera del país. Me resulta muy inspirador ampliar mis conocimientos y técnicas, siempre pensando en dar lo mejor al cliente”, comenta.

 Los constantes cambios significan para ella nuevos aires e ideas frescas. Con esa premisa en mente, no tuvo inconvenientes a la hora de realizar el rebranding de su próspera firma homónima, que por primera vez invita a sus seguidores de su cuenta de Instagram @adrisorrentino a adentrarse en su taller y ser partícipes del proceso de creación de inicio a fin. “Queremos que el estudio sea un espacio de motivación constante y ejemplo para futuros diseñadores de papelería social, así como también buscamos nuevos horizontes con nuestro equipo, que nos permitan abordar áreas del diseño en general”, afirma.

 Aunque esto suponga mucho trabajo, la idea de reinventarse llena de vitalidad a Adri Sorrentino: le recuerda las metas que ya cumplió y las que desea cumplir más adelante, en este nuevo camino para su firma. “Crecimos con nuestros clientes. Muchas mujeres emprendedoras de hoy fueron jóvenes para quienes realicé sus invitaciones de 15 años y casamientos. Estoy orgullosa de que hoy elijan al diseño como parte de su vida. A futuro quisiera tener un espacio colaborativo donde se puedan encontrar diferentes ramas del diseño y el arte, para expresar y representar nuestro trabajo local al mundo”, finaliza.