EN TODOS LOS INSTANTES

A ellas les une una amistad incondicional, de esas que duran toda la vida. Las mellizas Olivia y Alejandra Dragotto conocieron a la ahora diseñadora Florencia Nicora en el verano de 2008, cuando solo tenían 14 años, y tras una conexión genuina se volvieron inseparables. Los años pasaron y cada experiencia compartida se fue haciendo parte importante de la historia de cada una. Sin dudas, la más especial fue cuando las hermanas le confiaron la creación del vestido de sus respectivas bodas a su mejor amiga.

Fotografía: Beto Sanabria Britos. Dirección de arte: Gabriela García Doldán. Dirección de producción: Bethania Achón.

Para Alejandra y Olivia, Florencia es una hermana más, su amistad comenzó desde muy jóvenes y pese a que no fueron al mismo colegio, ninguna de las tres dejó de hablar o ver a las otras dos desde que se conocieron. Juntas celebraron los momentos más importantes de sus vidas y estar una para la otra siempre fue primordial.

Entre anécdotas, alegría y mucho cariño recuerdan el proceso en el que Florencia aceptó uno de los pedidos más lindos y desafiantes de su carrera: diseñar las piezas de alta costura que Ale y Oli utilizaron en su gran día.

La primera en comprometerse fue Alejandra, quien el 10 de agosto del 2019 le dijo que sí a Enzo Cataldi. Por supuesto, Flo ya había diseñado para ella anteriormente. “Cuando empezó a hacer vestidos después de finalizar su máster en Barcelona, en 2011 más o menos, fui la primera que le pidió uno. Ahora se ríe de lo que hizo, pero a mí me sigue pareciendo hermoso”, cuenta Ale, quien desde aquella vez supo que sería Florencia la responsable de diseñar el vestido de sus sueños.

Por otro lado, la boda de Olivia también forma parte de esta edición: ella unió su vida a la de Enrique Rivas por medio de la ley civil el pasado 22 de mayo. Para crear su look nupcial claramente la indicada fue Flo. “Siempre supe que ella me entendería y lo haría tal como yo quería”, dice Oli.

Para la diseñadora fue una gran responsabilidad idear estas prendas, pero la relación que comparten fue de gran ayuda. Se conocen bastante, y gracias a esto supo qué camino tomar y cuál era el resultado que esperaba lograr. “Ellas son lo más, cada una es única, generosa y con un corazón enorme. Oli es superobservadora y detallista, pensamos parecido y a veces nos miramos y ya nos entendemos. Ale es relajada y cero estrés, nos divertimos y reímos mucho”, relata Florencia.

El wedding dress es uno de los atuendos más importantes que lleva una mujer y para una diseñadora es un desafío enorme en el que no puede fallar, pues esa prenda tiene que gustar toda la vida. Así, Flo se puso en marcha, y el proceso creativo –como casi todo lo que comparte con las chicas– fue muy divertido. Desde que Ale y Olivia se comprometieron, el vestido fue el tema central de todas sus conversaciones, sin importar el día o la hora. Cuando una idea o detalle aparecía se comunicaban inmediatamente para ir creando paso a paso lo que realmente querían.

Las hermanas describen a su amiga como una persona auténtica, creativa y perfeccionista; ambas la admiran bastante y lo que más les gusta de ella como profesional es la creatividad y prolijidad de sus trabajos, la forma en la que sabe exactamente qué hacer y qué no, y el amor y la entrega que le pone a todo lo que lleva adelante.

El traje nupcial de Ale estuvo listo en cuatro meses. En primer lugar escogieron los tejidos, apliques y todo lo necesario para que quede como lo habían imaginado. La intención era crear algo diferente y moderno con mucho brillo plateado. Se decantaron por piezas superespeciales, como las flores de filigrana que pertenecieron a Noni, la abuela materna de la novia, y que finalmente las lució en la cintura y en el tocado. El resultado fue un atuendo impecable en tono claro con delicados bordados y una larga capa que reemplazó al tradicional velo. “La verdad, fui una novia muy relajada. Tenía algunas ideas y eso era todo, el resto fue creatividad de Flo y mi hermana. Yo confiaba en ellas y eso era lo que importaba. Al final el vestido fue mucho más de lo que me esperaba. Un sueño, también gracias a tía Nilsa, la mamá de Florencia”, cuenta Ale.

Con Olivia, en cambio, fue toda una experiencia inventiva. Al principio era complicado para ellas saber cómo concretar lo que deseaban, debido a que ninguna tela les pareció adecuada, hasta que por obra del ingenio escogieron unas sábanas de hilo que también fueron de su abuela Noni. “Al verlas no dudé un segundo de que era exactamente lo que estábamos buscando, y desde ahí ya todo fluyó”, dice Florencia, quien creó para su amiga un traje de dos piezas. La parte superior fue una camisa larga y elaborada en la que resaltaron los antiguos bordados, y la inferior, un elegante pantalón blanco hecho a medida.

Que su mejor amiga y diseñadora favorita les haya realizado una prenda tan especial fue bastante significativo para las mellis, quienes dejaron casi todo en manos de Florencia y disfrutaron al máximo el tiempo extra que compartieron. “Para nosotras al comienzo era genial juntarnos en su casa para ver las ideas en fotos y bocetos, mientras comíamos o tomábamos algo; después vinieron las pruebas. Era todo muy único, divertido y lindo, porque no hubo estrés de por medio gracias a la confianza que nos tenemos”, relatan

Para ambas fue superimportante contar con Flo y gozaron cada momento, sin apuros ni problemas. Para el caso de Oli, experimentaron un instante bastante emotivo, pues la diseñadora solo pudo acompañarla de manera virtual por un contagio de covid-19. “Llegué a San Ber y en el hotel hicimos FaceTime con Flo; llorábamos porque ella tenía que estar conmigo y lastimosamente no pudo, porque se contagió ese martes antes de mi casamiento. A pesar de esto la sentí ahí, y todo su trabajo previo hizo que ese día fuera perfecto”, dice Olivia, que junto a la diseñadora actualmente se encuentra creando su vestido más significativo, el cual espera utilizar pronto en su celebración religiosa.

Todavía con la atención puesta en el futuro diseño de Olivia, Florencia confiesa que crear para ellas fue y es una aventura maravillosa que guarda como uno de sus recuerdos más bonitos y valiosos. “Cuando los vi terminados y a cada una luciéndolos en su gran día sentí mucha satisfacción y felicidad de que hayan confiado en mí y en nuestra amistad para algo tan especial. De verdad es un sentimiento único en el alma y en el corazón”, finaliza.