UNIÓN DIVINA

“Siempre sentí en el fondo de mi corazón que fue voluntad de Dios que estuviéramos juntos, y los tiempos de Él son perfectos”, asegura Guadalupe Orué Lindström, muy convencida del amor que se juró con Víctor Eduardo Ramírez, su novio desde la adolescencia. Guadalupe y Víctor fueron compañeros de promoción en el Colegio Internacional de Asunción. Al terminar la secundaria se pusieron de novios, la relación duró siete años y los llevó hasta el altar el pasado 19 de agosto. La propuesta fue de lo más romántica: Víctor la invitó a una cena en el Paraná Country Club de Ciudad del Este y, con la excusa de un cumpleaños familiar, reunió a toda la familia, tanto de ella como de él. Guada se llevó una gran sorpresa cuando encontró el salón colmado de rosas, un violinista que tocaba en vivo y una puesta que rezaba en inglés la gran petición: Marry me? Muy emocionada, le dio el sí a su novio de toda la vida y planearon los detalles hasta la llegada del gran día.

La novia se preparó en la suite presidencial de La Misión Hotel Boutique. Esa mañana se despertó tranquila, sin muchos nervios, y recibió bien temprano unas flores enviadas por su prometido. Al rato llegaron para acompañarla su mamá, su hermana Jackie y sus queridas amigas Magalí, Silvana, Ayelem y Celeste. Guada escogió un traje confeccionado por Carlos Burró, vestido inspirado en Grace Kelly que fue hecho en encaje francés, cubierto en su totalidad por perlas naturales, una pieza desmontable con velo y cola infinita. El diseño coincide —en la interpretación del escote corazón, las mangas largas y los encajes en forma de casco como tocado— con el de la princesa de Mónaco. “Carlos Burró fue el encargado de diseñar el vestido de mis sueños; desde que nos conocimos tuvimos una conexión única y puedo decir con seguridad que es el mejor”, afirma. A bordo de un Maserati blanco, fue rezando con su papá y llegó tranquila pero a la vez con todas las emociones, ansiosa de ver a Víctor en el altar. Entró al son del Ave María, lista y segura de dar el sí, quiero para toda la vida. Culminada la ceremonia religiosa, los nuevos esposos compartieron una elegante recepción en el Talleyrand Costanera junto a amigos y familiares.

DETALLES

De la coordinación y organización se encargó el staff de Désireé Grillon & Adriana Saccarello Event Planning. La imponente decoración fue trabajo de Ariel Rodríguez, quien llevó a ejecución con total fidelidad las ideas de la pareja. Talleyrand dispuso la cena, con antipasto y plato servido. Para animar la noche estuvo el grupo Talento de Barrio.