«SER PADRE ES UN COMBUSTIBLE DIRECTO AL CORAZÓN»
Cuando Agustín Alonso Zapag supo que sería padre, él y su novia Agustina Vuckovich Samaniego se habían comprometido dos semanas atrás. Siempre anheló ser un papá joven, y que ese sueño se cumpliera junto a la mujer de su vida lo llenó de felicidad. La noticia le hizo sentir una bendición indescriptible, pero a la vez un miedo natural, de todo primerizo, al no dimensionar enteramente lo que significa ese rol.
Cómo se llamaría su hijo era algo que también ya tenía en mente: “Siempre quise que llevara un nombre similar al mío, no exactamente igual. Luego me casé con Agustina, que de por sí ya tiene mi mismo nombre y juntos decidimos llamarlo Augusto, como sus papis”.
El pequeño Augusto Abraham nació el 1 de junio de 2020 y desde el momento en el que Agustín se encontró con su hijo por primera vez sintió algo único, una conexión que describe como muy sincera; la simplicidad de la comunicación mediante inocentes sonrisas, expresiones y llantos lo hacen todo muy real.
La paternidad cambió para siempre la vida de este multifacético joven de 26 años, licenciado en Comercio Internacional, empresario y piloto de rally. “Ser padre es como un combustible directo al corazón. Absolutamente todo lo que hacemos cobra sentido. Empezamos a ver el mundo con una mirada no solo de lo que queremos y soñamos para nosotros, sino para nuestro hijo y para todos los niños del mundo”, expresa, y confiesa que ahora valora cosas de las que antes ni se percataba, que jamás imaginó y, por sobre todo, que jamás sintió.
Es increíble tener una personita que me impulsa a dar siempre lo mejor de mí
Augusto es su copiloto de aventuras, ya tiene un añito y de cariño le dicen Toti. Con él, todos los días aprende nuevas experiencias y colecciona momentos irremplazables. “Es un niño extremadamente dulce y expresivo, muy atento y observador. Le gusta copiar todo lo que ve. Es superinteligente”, dice este papá maravillado de su bebé.
A Agustín le gustaría forjar con su hijo la misma relación de amistad que comparte con su padre. Entre los momentos que más disfruta pasar con su varoncito menciona el segundo en el que se despierta. “Ese humor de abrazar y sonreír a primera hora es felicidad plena. Me encanta verle aprender jugando y observando. Disfruto extremadamente visitar con él a la familia. Principalmente a su bisabuela y a sus primitos que le enseñan y cuidan mucho”.
Al preguntarle acerca de qué es lo que más le agrada de ser padre, Agustín nos relata con gran emoción lo mucho que significa esta faceta en su vida. “Es increíble tener una personita que me impulsa a dar siempre lo mejor de mí en todo lo que hago, para enseñarle a través del ejemplo las cosas que realmente importan. Me gusta mucho pensar y soñar lo que juntos tendríamos que hacer para aportar nuestro granito de arena al cambio en el mundo”.
Su amor de padre lo inspira a recopilar grandes enseñanzas que no puede esperar para inculcarlas a Augusto: “A mí me llevó mucho tiempo, muchos errores y arrepentimientos entender que siempre hay que ponerse en el lugar de los demás y que esa actitud tarde o temprano vuelve. Me gustaría desde un principio enseñarle eso y dejarle un legado de solidaridad y de nunca ser indiferente a las personas a quienes podemos ayudar”. Agustín y Augusto celebrarán su segundo Día del Padre con la familia, pero esta vez, con los cuidados que el contexto de la pandemia exige.