«SABER QUE SERÍA PADRE FUE LA MEJOR NOTICIA DE MI VIDA»
Cuando Juan Manuel Acosta Pizurno vio a su pequeño hijo Federico Acosta Vuckovich por primera vez, sintió una inmensa paz y conocerlo después de tanta espera le llenó el alma. “Saber que sería padre ¡fue la mejor noticia de mi vida! Al principio no me caía la ficha, pero la felicidad estaba a flor de piel. Creo que los hombres no terminamos de dimensionar eso hasta que lo tenemos en brazos”, nos cuenta este joven de 30 años, licenciado en Marketing, hotelero y emprendedor.
Juanma cumple tres años de casado con Alexa Vuckovich este 2021 y juntos comparten la inmensa felicidad de esta nueva experiencia como padres. Para él la paternidad es un camino que no tiene mapa y que va descubriendo día a día. “Hablás con amigos y familiares, y todo es parecido pero nada es igual. Lo que más me gusta es llegar a casa y ver a Fede sonreír, abrazarle y jugar un rato con él antes de su rutina nocturna. Siempre es diferente, cada día descubro algo que me agrada más”.
Juanma recuerda las buenas nuevas del embarazo de su esposa con mucha alegría. Desde un principio los síntomas eran evidentes, pero tomó un poco de tiempo confirmarlo. “En marzo de 2020, apenas iniciada la pandemia, encerrados en nuestro departamento, Alexa empezó a estar muy sensible. El cumpleaños de mi papá es el 16 de marzo y ya no pudimos juntarnos. Fue la primera vez que tuvimos un ‘festejo’ vía Zoom y ella lloraba porque no estábamos presencialmente. La situación se puso un poco más evidente cuando sollozaba por lo que atravesaban algunos países de Europa en ese momento; no quería ser para nada insensible con la situación, pero me resultaba inexplicable que le afectara tanto. Y por último, los olores. Ale siempre fue amante de las esencias aromáticas y de un día para el otro no podía soportar el olor de una en especial que le encantaba. Todo esto hizo que nos preguntáramos qué pasaba, y lo obvio se hizo evidente cuando se realizó el test rápido y emocionada me contó que ya sabía por qué andaba tan sensible”.
Tras nueve meses de espera, la pareja recibió a Federico el 7 de noviembre de 2020. Elegir el nombre del pequeño fue tarea fácil para ellos. “Teníamos tres opciones, nos gustaba la idea de que tenga uno solo y que no sea compuesto, como es mi caso, ya que a veces puede hacerse un poco largo. Elegimos Federico porque nos gustó más”, explica.
Desde que Fede llegó a su vida, Juanma confiesa que experimentó muchas modificaciones juntas: las horas de sueño, el trabajo, los deportes y toda su rutina tuvo que amoldarse a las necesidades y a los tiempos de su hijo. Pero el más profundo fue mental: “Hay un cambio de chip importante, la escala de prioridades se reconfigura inevitablemente. Fede empezó a ocupar un espacio importante en mis pensamientos; entendí lo que siempre oía: la preocupación de ser padre. Ser papá te cambia la vida”. En estos seis meses siendo papá, Juanma confiesa que aprendió significativas lecciones, como valorar todo lo que nuestros padres hacen por nosotros y que el amor va más allá de lo que podemos expresar con palabras.
Hay un cambio de chip importante, la escala de prioridades se reconfigura inevitablemente.
Aunque Fede todavía es muy pequeñito la conexión entre ambos se hace evidente en cosas sencillas. “Me llama la atención cómo desde chicos los bebés entienden perfectamente quiénes son sus padres, es increíble (sobre todo con las mamás). Con él siento que el vínculo es muy especial; cuando me mira me sonríe con mucha emoción, escucha mi voz y se acelera; si llora de noche, le hablo y se tranquiliza. Es poco tiempo todavía, pero no veo la hora de que podamos conectarnos con charlas, reflexiones, salidas en bici, entre otras actividades”.
Él describe a su hijo como un bebé muy sociable y alegre que no escatima sonrisas. Es tranquilo y amoroso. “Disfruto mucho los momentos de juego, verlo rodar en el suelo, pasearle mientras revolea los brazos o ponerlo en su saltarín y que salte con mucha aceleración”. Al nombrar a su papá, Rafael Acosta, cuenta que comparten los mismos gustos musicales: el amor a la guitarra, los deportes y los asados. Y así como su padre le brindó lecciones valiosas, Juanma quisiera enseñarle a su pequeño “a ser diferente, ser él mismo y no un hombre masa. A respetar a los demás, pedir perdón y reconocer errores. A asumir riesgos en la vida. Apasionarse por algo: deportes, música, estudios, lo que sea”.
Cuando Juanma se imagina a Fede de adulto, lo ve como una persona feliz, segura de sus decisiones, aportando su grano de arena donde sea que le toque estar y encargándose de dejar ese lugar mejor de lo que encontró. Su primer Día del Padre lo pasará de la manera más especial: con su compañera de vida y su eterno amiguito.