«UN HIJO SIEMPRE ESTÁ EN PRIMER LUGAR»

Juntas crecieron con valores de amor, respeto y perseverancia. Como hermanas, desde pequeñas vivieron momentos únicos y aprendieron lo necesario para convertirse en las increíbles mujeres que hoy son. Anabella y Antonella Pino Villagra lo comparten prácticamente todo, pero en esta ocasión nos hablan sobre la experiencia más desafiante y hermosa que tienen en común: ser mamás.

Fotos: Javier Valdez. Dirección de Producción: Bethania Achón.

Esta cautivante aventura comenzó hace cinco años para Anabella, quien en agosto de 2015, junto a su esposo, Roberto Cajes, se convirtió en mamá de su primer y único hijo, Robertito (5). Fue a finales de ese mismo año cuando Antonella se enteró de que estaba embarazada y con su marido, Fabri Casaccia, recibió a Carlotta (4) a mediados de 2016. Y esta dicha se volvió a repetir en 2019, cuando Battista (1), su segundo bebé, llegó para agrandar la familia.

De esta manera, las hermanas se adentraron en la maternidad casi al mismo tiempo. La alegría fue inevitable, sus vidas cambiaron por completo y el sentimiento más puro de todos se hizo parte de ellas. «Conocimos el mejor regalo que Dios nos pudo mandar, significa amor por sobre todas las cosas. No nos imaginamos una vida sin ellos», cuentan.

Anabella, licenciada en Administración, se define como una persona amorosa, desafiante y dedicada; a Antonella, de profesión arquitecta, se la conoce por ser alegre, trabajadora y perfeccionista. Ambas soñaron con ser madres desde siempre, y cuando lo fueron, su percepción de la felicidad cambió totalmente. «Ser mamá es pensar en todo momento más allá de uno mismo, un hijo siempre está en primer lugar. Y lo más lindo es que con ellos conocemos el amor incondicional», relata Anabella.

El día a día para estas incansables mamás se caracteriza por el desafío y todas las enseñanzas que adquieren de sus hijos, acompañadas de mucho amor y una dosis de mimos. Bajo este admirable rol, Anabella y Anto se describen como madres cariñosas que aprenden a cada instante y hacen su mejor esfuerzo, el cual sin dudas se ve reflejado en la feliz infancia de la que disfrutan sus pequeños.

Para las dos, la noticia del embarazo llegó de sorpresa y el sentir fue increíble. Desde que sus bebés nacieron su lazo se fortaleció todavía más, pues juntas complementan sus roles y se ayudan en todo lo posible. «Anabella ve a Carlotta y Battista como sus propios hijos y yo soy la segunda mamá de mi sobrino Robertito», dice Antonella.

Cuando se trata de pedir consejos, acuden siempre a la misma persona: su madre, quien fue la encargada de enseñarles todos los valores que hasta ahora guardan. “Mamá nos inculcó el trabajo y nos regaló una infancia memorable, sin problemas. Gracias a ella tenemos los mejores recuerdos. Es divertida y cariñosa. Ojalá logremos ser así», afirman.

Entre tantas emociones, las hermanas recordaron significativos instantes que se mantienen vivos entre sus memorias, como las pataditas de sus bebés y la alegría que les causó sentirlos dentro de ellas, así como también la primera vez que los tuvieron en brazos. «Cuando conocí a Robertito, sentí un amor indescriptible, solo agradecí a Dios por el regalo de ser madre», recuerda Anabella.

Escoger los nombres para sus respectivos hijos fue otra divertida etapa. En el caso de Anabella, su bebé fue nombrado como el papá, mientras que a Antonella los nombres Carlotta y Battista le fueron recomendados por Rocío Araújo, la abuela de su sobrino y suegra de su hermana.

Con un sinfín de actividades que no paran, ambas disfrutan a pleno de la maternidad. Se acompañan y aconsejan; y entre sus anhelos más grandes se encuentra que sus hijos crezcan como hermanos con lazos irrompibles, que sueñen en grande y alcancen todas sus metas. Pero, por sobre todo, lo que más desean es que sean inmensamente felices.

Fuera de su rol de mamás, nuestras entrevistadas se desempeñan con éxito en sus respectivos rubros. Antonella se encarga de su estudio AP Arquitectura; Anabella, de una inmobiliaria de su propiedad llamada Domini Emprendimientos Inmobiliarios. Lo interesante es que también comparten un emprendimiento y juntas importan productos gourmet. Para cumplir con sus funciones cada una se encarga de organizar sus tiempos sin descuidarse a sí misma ni a los suyos.

Con entusiasmo, se preparan para disfrutar del Día de la Madre en compañía de toda su familia con un buen asado, canastas y los infaltables obsequios. Convencidas de que no hay un amor más grande que el de una mamá, aconsejan a todas las que están en camino de serlo que sigan sus propios instintos y realicen lo que sientan en sus corazones, porque al final de todo allí siempre se encuentra la respuesta correcta. «No es una tarea sencilla, pero vale la pena, es lo mejor que nos puede pasar. Relájense, sean como son y disfruten a pleno de una de las etapas más hermosas de la vida», finalizan.

Jugar, pintar y reír son algunas de las actividades que Anto y Anabella comparten con sus pequeños hijos. Robertito llegó el 1 de agosto de 2015 con 2,750 kilitos; al poco tiempo la familia también recibió a Carlotta, el 6 de junio de 2016, con un peso de 3,200 kg. El último fue Battista, quien nació el 1 de junio de 2019 con 3,900 kg. Las hermanas desean con ansias agrandar sus respectivas familias y tener más hijos pronto.