AMOR POR SOBRE TODO
Ellos sabían que el sentimiento que comparten es lo primordial y, pese a las adversidades, lo más importante siempre fue que se tenían el uno al otro. Margarita Mendoza Iribas y Justo Benítez Irún disfrutaron casi siete años de noviazgo; luego de muchas experiencias y amor, decidieron que pasar juntos el resto de sus vidas era exactamente lo que anhelaban.
Marga y Justi −como son llamados de cariño− se conocieron en la universidad, comenzaron su relación exactamente el 28 de diciembre del 2013 y desde entonces fueron inseparables. Como en toda historia romántica, los instantes llenos de felicidad no faltaron. Uno de los más significativos fue cuando Justo sorprendió a su novia con una tierna propuesta, citando exactamente el guión de la película favorita de ambos: Corpse bride.
«Justo me agarró de la mano y empezó a recitar: ‘Con esta mano, voy a aliviar tus penas; tu copa nunca estará vacía porque yo seré tu vino; con esta vela, voy a ser tu luz en la oscuridad y con este anillo te pido que seas mi esposa’. Él se arrodilló y sacó el anillo en plena sala de mi casa, con mi mamá y mi amiga de testigos», recuerda con emoción Marga, quien sin dudar respondió sí, quiero.
Los preparativos para la boda comenzaron de inmediato y la organización de cada detalle fue confiada al equipo de Désireé Grillon & Adriana Saccarello Event Planning, quienes se encargaron de que todo quedara listo para el pasado 26 de junio, con un ligero cambio de planes ante la situación actual, pero manteniendo la esencia de celebrar el amor.
La ceremonia religiosa fue realizada en la iglesia San José, a donde la novia llegó en el auto de su madre, como lo había soñado; con una imborrable sonrisa, se preparó para ingresar al templo. Con el deseo de casarse con un clima frío, Marga disfrutó de una noche de invierno memorable que sin dudas fue mejor de lo que esperaba: «Lloré desde que entré hasta que salí. Fue tan único, pensar que estábamos nosotros dos a pesar de todas las adversidades lo valió todo”. Las fotos son de Fernanda Vera.
Luego de convertirse oficialmente en esposos, y al retirarse de la iglesia, fueron saludados por personas muy importantes para ambos, quienes desde sus autos, con bocinazos, carteles, gritos y bombas, los llenaron aún más de amor y alegría.