EL DÍA SOÑADO
La iglesia San José se convirtió en el escenario de ensueño para la boda de Andrea Brítez Stimson y Rodrigo Campos Bendlin, el 6 de mayo pasado. Era una tarde envuelta en nubes grises, el sol tímidamente oculto regalaba una luz tenue pero uniforme, como si la naturaleza misma conspirara para aportar el toque perfecto de romanticismo. El reloj marcó las 16.55 cuando Andrea arribó a la iglesia en un Mercedes-Benz negro, bajó del auto y se sintió la mujer más feliz del mundo, pues sabía que en el altar del templo la esperaba su gran amor, Rodrigo. Las puertas se abrieron lentamente, y el trío de Las Truá interpretó la canción A Thousand Years para acompañar los pasos de la novia mientras se dirigía al encuentro de Rodri.
Fue así como, luego de tantos preparativos, planes e ilusiones, finalmente el gran día llegó. Andrea y Rodrigo enunciaron sus votos con emoción y ternura, intercambiaron alianzas y dieron el sí, quiero ante Dios. La celebración continuó en Puerto Liebig, en el salón La Fábrica. Allí, las hermanas Finestra crearon un ambiente sofisticado y romántico para que los novios y todos sus invitados se sintieran cómodos y contentos.
Los nuevos esposos entraron a la recepción con la alegre canción Ella es mi fiesta, de Carlos Vives. Después del vals, una explosión de fuegos artificiales iluminó el cielo en honor a Andrea y Rodri: la noche iniciaba de la mejor manera; el resto fue baile y mucha diversión. Ese gran día se convirtió en el recuerdo más hermoso que ahora guardan en sus corazones.