MATERNIDAD SIN FILTROS

En este especial del Día de la Madre, nos sumergimos en la historia de Steffi Schouten Burgos, abogada, creadora de contenido y, desde hace siete meses, mamá de Agostina. Con profunda calidez, ella nos abre las puertas a su experiencia íntima, real y profundamente transformadora; nos habla de vínculos genuinos, rutinas convertidas en refugio y del amor que guía cada una de sus decisiones.

Fotografía: Jazmín Rodríguez, para Babyshoot.

Nadie le advierte a una mujer que el corazón tiene la capacidad de agrandarse hasta convertirse en un hogar. Tampoco que dos líneas tenues sobre un test casero pueden abrir de repente un portal a un universo desconocido. Pero ella lo supo en un instante: allí estaba, el punto de inflexión, aquello que había anhelado toda su vida, lo que había soñado sin imaginarlo: iba a ser mamá.

Cuando Steffi vio el resultado en la prueba de embarazo, el tiempo no se detuvo, sino que se expandió. Se dilató como esas historias que comienzan sin saber que ya son eternas. Era la primera vez que ambos se hacían un test, ella y Mariano, sin sospechar que también era la primera vez que se miraban con ojos de padres. “¿Dos rayas qué significan?”, preguntó él con inocencia. Ella creyó que bromeaba, pero no. La vida estaba a punto de cambiar radicalmente para los dos. “Él creó una playlist para el bebé ese mismo día, estaba muy emocionado. Por esa reacción supe que elegí al hombre correcto para formar una familia”, confiesa esta mami.

Una larga espera que llegó a su florecer

El nacimiento de Agostina fue el esplendor de una espera tejida con cartas, canciones y playlists. La noche anterior, Steffi le escribió una carta a su bebé, como si intuyera que la maternidad marcaría un antes y un después. Y cuando la sostuvo en sus brazos por primera vez, el lenguaje se tornó insuficiente. “Es inexplicable”, dice ella, y tiene razón: hay cosas que no se narran, solo se viven.

La besó y supo, sin dudarlo, que cada vivencia anterior, las decisiones, los errores, las luchas y las esperas cobraban sentido únicamente para llegar a ese instante. El amor que la inundó fue tan inmenso que punzaba ligeramente, pero con esa clase de dolor que nos expande el alma.

La madre auténtica detrás del feed

En su rol de creadora de contenido, Steffi aparece con frecuencia en redes sociales, donde su comunidad sigue de cerca su vida, sus proyectos y su maternidad. Pero su relato carece de artificios; ella no vende una perfección ilusoria ni aspira a ser una madre ideal, sino genuina, de esas que comprenden que el equilibrio no es un estado fijo, sino una práctica constante, como andar en bicicleta.

“Sinceramente, idealicé mucho, me dejaba llevar por esa maternidad perfecta de Instagram. Pero la realidad me enseñó que no existe la mamá ideal, solo la mamá presente”. Aceptó el caos, aprendió a descubrir la belleza en los días desordenados y se liberó, porque entendió que Agos no necesita una madre impecable, sino una feliz, paciente y humana. “Me enfoco en los pequeños momentos”, afirma.

La sonrisa de su pequeña al despertar, el consuelo que encuentra en su voz, ese instante sagrado antes de dormir cuando el mundo exterior se desvanece y solo quedan ellas dos, entre cuentos, canciones y abrazos silenciosos.

La maternidad, reflexiona, la transformó en alguien capaz de lograr lo que sea que se propusiera. Ya no desde la exigencia, sino desde la certeza de que el amor, ese que no requiere validaciones externas ni un feed pulcro, es la medida precisa del éxito.

“SINCERAMENTE, IDEALICÉ MUCHO, ME DEJABA LLEVAR POR ESA MATERNIDAD PERFECTA DE INSTAGRAM. PERO LA REALIDAD ME ENSEÑÓ QUE NO EXISTE LA MAMÁ IDEAL, SOLO LA MAMÁ PRESENTE”

El futuro es femenino

Agostina, con sus siete meses, ya despliega una personalidad dulce, alegre y sociable. Pero, sobre todo, tiene una madre que le enseña que ser auténtica vale más que ser perfecta; que lo esencial no es tener una casa siempre ordenada, sino una infancia repleta de risas, conexión y un amor imperfectamente verdadero. “Para ellos, vos sos perfecta”, dice como un mantra.

Steffi anhela que Agostina crezca arraigada en valores sólidos: amor propio, empatía, libertad y fortaleza. “Que sepa que es suficiente, que el amor construye y que puede ser quien quiera ser”. Su crianza no se basa en el miedo, sino en la confianza, la firme convicción de que una hija amada sabrá amar, defenderse y cuidarse a sí misma.

En este primer Día de la Madre, Steffi y Mariano no planean grandes celebraciones. El festejo será íntimo, de a tres. “Queremos enfocarnos en lo verdaderamente importante: crear recuerdos, agradecer a Dios y a la vida por una hija tan sana”, comparte.

En algún rincón de su feed, Steffi escribió una vez: “Llegaste para cambiarnos e iluminarnos la vida”. Y quizás ese sea el resumen más honesto, porque Agostina no solo vino para convertirla en madre, sino para que se descubriera como una mujer nueva, como la arquitecta de una infancia luminosa.