MARÍA JOSÉ ALFARO

Fernanda es mi primera hija, la tuve a los 29 años. Cuando recibí la noticia de que sería mamá me puse superfeliz, una sensación única. Fue muy buscada y esperada, era la primera nieta, la primera sobrina, todos estábamos contentos. Una experiencia sublime. Luego vino Valentina, una bebé milagro porque estábamos todos expectantes por un problema de salud que tenía, y cuando nació sana y salió todo bien, la felicidad nos desbordó. Una se pregunta si es capaz de amar igual que la primera vez y la verdad es que sí, el corazón se agranda. Felipe llegó muchos años después, la energía y la madurez cambian con el tiempo, y me encantaba la idea de tener un varoncito.

Las nenas son superdóciles, juegan durante horas, son muy compañeras; y el nene es dinamita, con muchísima energía, pero la educación es siempre la misma. Cada uno tiene una personalidad muy marcada. Ferchu es muy madura, tiene un alma bohemia y libre. Paula es más expresiva, es un volcán en erupción, es auténtica. Felipe es una mezcla de ambas, un niño alegre, siempre se ríe, es el centro de la familia.

Ser mamá te ayuda a superarte como persona porque una quiere sacar lo mejor de sí misma para poder dar a sus hijos un buen ejemplo y así criar buenos seres humanos.

Los visualizo como personas de bien. Cierro los ojos y profesionalmente veo a las nenas trabajando juntas, con un estudio de arquitectura, porque tienen un talento para eso que ojalá sepan ver y utilizar. Les digo: “Ustedes construyen y yo estoy en la parte de interiorismo”, y les encanta la idea. A Felipe le veo como médico, trabajando con la vida humana, porque tiene esa calidad, es muy empático. Así también, los visualizo cerca de mí, como una familia muy unida, ellos entre los tres, pero que siempre quieran estar con sus padres, lograr esa conexión aún de adultos.

Recurro a mi mamá cuando tengo alguna duda sobre la crianza. Le pido consejos y tengo el ejemplo demasiado fuerte, a mí me fascina como ella nos crió. Me gusta el camino por el cual ella nos llevó, yo le quiero guiar por la misma senda a mis hijos. Me parezco a ella en la firmeza acompañada de la ternura.

Siempre digo que la maternidad es algo que te desborda en muchas maneras y mi consejo es que no quieran tener todo bajo control, no se puede. Una va aprendiendo a ser mamá y no es posible controlar cada posibilidad porque es ahí cuando te empezás a frustrar y no disfrutás. Se vadando solo.