«ES UNA GRATA CONEXIÓN CON MI FAMILIA»

Alegre y jovial, Liana Estaque Aquino se caracteriza por ser creativa y bastante espiritual. Con entusiasmo disfruta de la vida y aprovecha el tiempo para realizar actividades que le llenen el alma. Una de estas es sin dudas la cocina, una afición que lleva a cabo desde pequeña y a través de la cual heredó una receta que se volvió parte de ella y su historia. En estas páginas la compartió con nosotros, inaugurando esta nueva sección. Junto a su madre, María Isabel Aquino de Estaque, la acompañamos a preparar sus peculiares bizcochitos.

Fotos: Ismael Prado Dirección de producción: Bethania Achon

Liana se dedica profesionalmente a la docencia. Se describe como una persona muy activa y voluntariosa; realiza un sinfín de actividades y cocinar se convirtió en una de sus favoritas. Durante una entretenida tarde nos contó que es amante de crear platos nuevos, innovar y hacer preparaciones con lo que tiene a mano. Nos mostró la receta original que creó su bisabuela hace más de un siglo, que bautizaron como bizcochitos: unas finas galletitas dulces que hoy representan un legado familiar.

“La receta la aprendimos junto a mis hermanas, viendo a mi abuela y a mi madre preparar la masa; también, ayudando a enmantecar y enharinar el molde en el que iban”, recuerda Liana, quien en compañía de la señora María Isabel, su mamá, preparó especialmente para Chic estos dulces; un paso a paso que viene realizando desde que tenía 14 años.

La receta tiene mucha historia y anécdotas que sus impulsoras siguen guardando memorablemente. Las galletitas de manteca de esta familia son verdaderamente especiales debido a que toman forma dentro de una singular procesadora, una máquina de hierro de uso manual originaria de Alemania que llegó a la familia unos años después de la Guerra Grande. “Mi madre nos cuenta que cerca de la Plaza Uruguaya existía una tienda de unos alemanes que comercializaban este producto, y que mi bisabuelo adquirió para obsequiar a su esposa. En ese entonces era toda una novedad y al corto tiempo se acabaron”, nos relata.

UNA RELIQUIA FAMILIAR

Actualmente la familia solo conoce de la existencia de dos procesadoras manuales en el país con que se elabora esta receta. Una es la que posee la señora María Isabel Aquino de Estaque ‒quien a sus 91 años continúa preparando los bizcochitos‒ y otra se encuentra en manos de su hermana mayor, Ofelia Aquino de González, que también la sigue utilizando.

El proceso de los bizcochitos es bastante sencillo y sus ingredientes son: 230 gramos de manteca, un paquete de harina, un huevo y cuatro yemas, un cuarto de leche, un cuarto de azúcar, cinco gotas de vainilla y una cucharada de polvo de hornear. «La preparación inicia mezclando la manteca blanda con el azúcar –puede hacerse a mano o con la batidora– se añaden los huevos y la vainilla hasta que se integren correctamente; para culminar, colocan la harina ya tamizada junto al polvo de hornear, logrando una masa suave y homogénea.

Ya con la masa lista y el horno precalentado a 200°C, se divide en bollos pequeños para introducirlos a la procesadora manual, compactándolos antes de comenzar a realizar las galletitas en serie, que luego se colocan en placas de hierro que ingresan al horno alrededor de 15 minutos, hasta que queden bien doradas.

La receta la aprendimos junto a mis hermanas viendo a mi abuela y a mi madre preparar la masa

El resultado final es único, no muy dulce pero con aroma y sabor a vainilla. Su aspecto es rígido y uniforme, y la textura es seca y quebradiza. Estas galletitas se convirtieron en una tradición de los Estaque Aquino, para quienes es una costumbre incluirlas en la mesa de dulces de eventos especiales como bautismos, cumpleaños, primeras comuniones y más. Fue justamente realizando la cobertura de uno de esos acontecimientos que conocimos la receta y nos quedamos con ganas de conocer su historia.

“Es una grata conexión con mi familia difícil de describir con palabras; algo sentimental y fuerte que nos recuerda momentos festivos llenos de felicidad”, afirma Liana, quien con una alegría inmensa comparte estas galletitas que la transportan a instantes que vivió con su abuela, tíos y primos. Le genera una gran satisfacción elaborar algo que los une y disfrutan todos juntos.

La tradición de los bizcochitos continúa de generación en generación y sigue más viva que nunca, pues después de aprenderla de su madre y abuela, la protagonista de esta nota la compartió con sus cuatro hijas, que actualmente realizan la preparación y con quienes pretende que esta herencia continúe por varias décadas más.