«NUESTRAS RAÍCES SON ALAS»

Desde sus comienzos, hace 24 años en Asunción, el diseñador Javier Saiach ha forjado un camino que hoy lo consagra como un verdadero maestro del oficio, pues llevó su visión y talento a uno de los escenarios más icónicos del mundo: la Galería del Hotel Ritz en París. Su llegada al exclusivo espacio, donde se exhiben las marcas más prestigiosas, no es solo un logro comercial, sino el justo reconocimiento a sus más de dos décadas de dedicación.

El Hotel Ritz, ícono de la elegancia y el lujo en el corazón de la Place Vendôme, en París, ha abierto sus puertas a una nueva voz en su selecta galería: la del diseñador argentino Javier Saiach. A partir del 1 de octubre de 2025, la casa de moda fundada en 2001 en Paraguay exhibe una colección cápsula que no solo celebra la alta costura, sino que también lleva la herencia artesanal de Sudamérica a uno de los escenarios más prestigiosos del mundo.

Según el diseñador, este lanzamiento es un tributo a la artesanía latinoamericana. «Es un hito que valida 24 años de oficio hecho a mano y demuestra que nuestra región puede dialogar en igualdad con el lujo histórico de París», detalla. De esta manera, Saiach se convierte en la única firma latinoamericana 100 % artesanal con presencia en la exclusiva Galería del Ritz.

El vuelo inesperado de una colección

La colección está inspirada en El vuelo inesperado, que narra el viaje de un ave del litoral argentino que, al descubrir su instinto, migra primero hacia Paraguay y luego cruza el océano hasta París. Esta narrativa se ve directamente en las piezas. «La metáfora se traduce en bordados que ‘migran’ sobre el tul, calados tipo Richelieu que insinúan alas y siluetas que fluyen como ríos del litoral», explica Saiach. Cada textura y forma cuenta una historia personal de una travesía interior que une sus raíces con nuevos horizontes. El artista revela que una de las piezas rinde un homenaje especial a su madre y al inicio de su taller, con un significado particularmente emotivo.

La meta de esta colección, comenta, fue encontrar el equilibrio perfecto entre tradición y modernidad. «El desafío fue preservar el alma artesanal, y optimizar peso, caída y durabilidad», señala. La satisfacción llegó al ver cómo técnicas centenarias como el calado Richelieu conviven con estándares internacionales sin perder su identidad, en piezas que son al mismo tiempo atemporales y contemporáneas.

El Ritz como lienzo y pasarela

La propia arquitectura del Ritz de París influyó en la estética de la colección. «Trabajé paletas sobrias, relieves sutiles y proporciones pensadas para su arquitectura; piezas que respiran historia pero se sienten contemporáneas en Place Vendôme», describe. Para Javier, formar parte de este entorno es más que una simple exhibición; es un paso estratégico que consolida la proyección global de su marca.

A largo plazo, el diseñador espera que esta cápsula sea la puerta de entrada a una presencia estable en París, que abra rutas comerciales y culturales para él y otros artesanos de la región. El camino para llegar al Ritz, explica, se forjó con constancia, coherencia estética y calidad. El momento clave fue cuando los responsables de la galería constataron que el concepto de «100 % artesanal» no era un simple eslogan, sino el estándar productivo de su trabajo.

Orgullo, gratitud y el lujo del oficio

Al reflexionar sobre este logro, Saiach no oculta su emoción. «Siento orgullo y gratitud: la historia que empezó entre Asunción y el litoral hoy respira en el corazón de París. Eso confirma que nuestras raíces son alas», afirma con seguridad.

Cuando se le pregunta a quién le gustaría vestir con estas creaciones, su respuesta va más allá de la fama. Busca a «mujeres que lideran con sensibilidad y carácter —de la cultura, el cine o la diplomacia—, que comprendan la poética del tiempo que lleva una pieza hecha a mano».

Con este lanzamiento, Saiach no solo se suma a la escena parisina sino que también envía un poderoso mensaje. «El verdadero lujo es el trabajo humano detrás de cada puntada», sostiene. «Saiach celebra a Latinoamérica en París y demuestra que tradición y vanguardia pueden elevarse juntas».

«EL VERDADERO LUJO ES EL TRABAJO HUMANO EN CADA PUNTADA»