JUNTOS PARA SIEMPRE

En la complicidad de un profundo sentimiento compartido, Mayara Garay Kostianovsky y Rodolfo González Matousek se unieron en matrimonio luego de cinco años y medio de disfrutar la vida juntos. Se conocieron en 2013, mientras estudiaban en EE.UU. Su amor lo descubrieron cuando ella cursó un semestre en otro estado, entonces se extrañaron como locos y se prometieron no volver a separarse jamás.

 La idea de casarse era un tema ya conversado por la pareja, pero aun así la propuesta tomó por sorpresa a Mayara. Él la invitó a pasar el finde en San Ber y cuando ella llegó al lugar, se encontró con una escena que la llenó de ternura: Rodolfo preparó todo, desde fotos que rememoraban su historia juntos, hasta flores y velas. Él, arrodillado como todo un caballero, le hizo la gran pregunta. Ella dijo claro que sí.

 La fecha especial fue el pasado 27 de febrero. La pareja se unió ante la ley civil en una íntima recepción –coordinada por Passio– en el Hotel Villa María de la ciudad donde se comprometieron. Los familiares y amigos cercanos fueron los únicos testigos de este gran paso, fotografiado de inicio a fin por el staff de Julio Zárate. “Todo fue muy especial, pero sin dudas un momento que no voy a olvidar fue cuando me encontré con Rodolfo, y sabíamos que ese era el inicio de una nueva etapa”, afirma la feliz novia.

ANTES DEL ANSIADO SÍ

Mayara se alistó en el mismo hotel en compañía de su mamá, su hermana, sus tías, sus primas y de la diseñadora Lulú Ferrés. Se enfundó en su vestido soñado que plasmó la sencillez de su personalidad. Como algo viejo y prestado llevó un tesoro de su abuela Morocha: unos aros y un anillo de diamantes y esmeraldas que combinó con zapatos de Olinda. La novia partió lista a la ceremonia con un ramo de flores secas y frescas de La Floresta, en el que llevó presente a sus abuelos Rogelio y Morocha Kostianovsky, y Francisco Garay, con fotografías en dos camafeos.