DESEOS DEL CORAZÓN
Alessandra María Riera González y Juan Francisco Figueredo Vierci tenían previsto casarse el pasado mes de mayo, pero como a muchos, la pandemia impidió sus planes. Con tres cambios de fecha y un ferviente deseo, el amor venció a la adversidad. La pareja hizo lo que les dictaba el corazón y se unió en santo matrimonio el 5 de setiembre último en una boda más que especial.
Ale y Juanfran se conocían de vista y de nombre, mucho antes de que su historia empezara. Se saludaban cuando coincidían por casualidad, ya que él es el primo de una de las mejores amigas de ella. Pero tuvieron que pasar seis años para que entablaran una conversación en un cumpleaños, cuando fueron flechados de inmediato. Desde entonces todo fluyó de manera mágica.
Cuando llegó el tercer aniversario de novios, él ya había decidido que lo suyo debía ser para siempre y organizó todo para sorprenderla con la romántica propuesta. En marzo de 2019 fueron a Punta Cana para asistir a una boda, y programó un viaje en globo aerostático. “La sorpresa fue que cuando llegamos, íbamos solo los dos con el guía. Subimos y, antes de finalizar la travesía, me di la vuelta y lo vi: estaba arrodillado con la cajita del anillo. Brindamos y al bajarnos fuimos al hotel a festejar con su familia y, al regresar a Asunción, con la mía”, recuerda con emoción la novia.
La cuenta regresiva comenzó entonces. En principio la fecha fue el 2 de mayo, pero el gran día llegó el sábado 5 de setiembre. “Llegar a la iglesia San José y encontrarla vacía fue muy raro y diferente. Pero al final de todos los bancos, en el altar, se encontraba Juanfran. Fue un momento hermoso. Las personas que nos quieren y no pudieron estar físicamente presentes ese día se manifestaron de alguna u otra forma”, relata Ale.
Fue una boda muy distinta a la que habían planeado, pero la sintieron más fuerte de lo que siempre soñaron. Al salir de la misa, los amigos se acercaron a felicitarlos en caravana y con cientos de globos blancos que coronaron su pacto de felices para siempre. Después, la pareja y sus familiares cercanos brindaron por el amor en una noche irrepetible en el restaurante Josephine, de Talleyrand.