CELEBRAR EL AMOR

Su encuentro fue como escrito por el destino. María Alejandra Del Puerto Bellassai y Diego Fernando Sosa Maciel se conocieron tiempo atrás, el 1 de abril de 2010, en unas misiones de la Juventud de Schoenstatt. Jamás imaginaron que hallarían a su alma gemela en ese momento, pero en definitiva, así fue.

 La química entre los dos surgió de manera espontánea y muy pronto se vieron felices compartiendo una bonita relación. De ese primer cruce de miradas pasaron 10 años, pero lo que sienten el uno por el otro sigue intacto. Diego se lo demostró a Alejandra con una romántica propuesta matrimonial en el cumpleaños de ella, el año pasado. Pidió su mano ante todos sus familiares y con un pastel le hizo la gran pregunta: “¿Querés casarte conmigo?”. Tras el Sí, quiero, el festejo fue doble en esa ocasión.

 La pareja inició los planes para la boda en enero de este año, que se vieron interrumpidos por la incertidumbre de la pandemia. Pero si de algo estaban seguros los dos, era de que todo resultaría bien al final, y así fue. Aunque tuvieron que ajustarse a los parámetros establecidos por las nuevas reglas de salud, el gran día al final llegó el 22 de agosto último.

 La capellanía Virgen de la Asunción se encontraba habitada únicamente por los padres y hermanos de los novios. Ale, como la llaman los suyos, apareció enfundada en un diseño que Madera Benítez realizó a la medida de lo que siempre imaginó; en sus manos llevó un buqué de Floreale, y como algo prestado lució los pendientes de su cuñada Cecilia y el rosario de Rut, la hermana de su esposo.

 «Me sentía supernerviosa, pero al llegar a la iglesia respiré hondo y disfruté de esa entrada. Me emocionó mucho escuchar el Ave María y ver que Diego me esperaba en el altar», recuerda ella. La suya fue una ceremonia íntima y muy emotiva, que finalizó con una caravana sorpresa de los amigos de los recién casados, quienes presenciaron en la explanada el primer baile de Diego y Ale, ovacionado por los presentes. «Realmente fue una experiencia única e intensa. Creemos que esta pandemia hizo que volvamos a la esencia del matrimonio: celebrar el amor que sentimos entre nosotros y el que nos brindan los nuestros», finalizan los ahora señor y señora Sosa.

DETALLES

Tras la ceremonia en la iglesia, los novios realizaron una divertida sesión de fotos por la ciudad con el fotógrafo Javier Vera para luego con su familia, celebrar en total intimidad con un pequeño brindis organizado por Valentina Pangrazio para The Vow.