
SÍMBOLO ETERNO
Hay algo muy especial en las bodas celebradas en casa. Quizás los bonitos recuerdos infantiles que evoca el lugar o tal vez simplemente la tranquilidad de estar en el hogar. Desde el principio, Norma Josefina Soutter Cantero y Bruno Alfonso González Kriskovich tuvieron claro que su enlace sería en un sitio muy especial: la residencia de los abuelos de ella.
Tras un año de noviazgo, la sorpresiva propuesta se dio en una escapada a San Bernardino, en donde disfrutaron de un fin de semana juntos en Táva Glamping. Ahí Bruno afirmó el inmenso amor que siente hacia Norma con una pregunta que ambos jamás olvidarán. Sus padres, Andrés Soutter, Montserrat Cantero; Mauro González y Nancy Kriskovich, quedaron encantados con la gran noticia.
Así, los preparativos para la boda civil se dieron de inmediato tras ese primer sí, acepto. La novia escogió para la ocasión un diseño con base de red y tul bordado con apliques de organza de seda, hecho por Tamara Maluff by La Paix, que complementó con unos delicados aros de orquídeas de Morel Atelier, mientras que el novio se decidió por un relajado traje de dos piezas de la firma Purificación García.
En coincidencia con el Día de los Enamorados, el 14 de febrero último, la jueza Norma Romero de Bogarín unió a la pareja en matrimonio ante la ley civil. La recepción fue cariñosamente ambientada por la mamá de la novia y su hermana Andrea, quienes idearon una decoración con aires tanto rústicos como románticos, en consonancia con la residencia. Al final de la ceremonia, aquella velada brilló con un show de fuegos artificiales que pintó el cielo nocturno de colores en honor a los recién casados. Las románticas instantáneas fueron captadas por el fotógrafo Julio Zárate y su staff de profesionales.