
UNIÓN DIVINA
La tarde radiante, con el cielo despejado, fue cómplice de la unión entre Giuliana María Bonetto Boggino y Diego José Enciso Gubetich. El 13 de setiembre pasado, la pareja dio el sí, quiero en la capilla San Gabriel de Es Vedrá, San Bernardino, bajo la atenta mirada de sus seres queridos.

Esta historia no es de esas que nacen de casualidad, sino que parecen estar destinadas. Ellos se conocían de toda la vida. Pero fue durante la pandemia que esta amistad se transformó en noviazgo, y desde ese momento, se volvieron inseparables. La propuesta, un romántico agosto en Mallorca, frente al mar y las calas, fue solo la confirmación de un amor que ya estaba enraizado. En ese instante, el reloj empezó a girar con la promesa de un día inolvidable.
La mañana de su boda, Giuli se despertó con una mezcla de nervios y emoción. Se preparó en Villa María, en una previa llena de risas y complicidad, rodeada de sus amigas y su familia. El momento más esperado fue cuando se puso su vestido, una creación de Tamara Maluff de La Paix, el diseño de sus sueños: de estilo romántico y clásico con cuello halter, adornado con encajes. Cada prueba de vestuario fue un paso más hacia ese día, un proceso creativo que culminó en la pieza perfecta.

A las 16.30, Giuliana llegó a la capilla y cumplió el deseo de ser acompañada por su hermano, quien la llevaría hasta el altar para entregarla a su padre. Durante el trayecto, los nervios eran intensos, pero al descender del auto, toda la ansiedad se disolvió en pura alegría. El miedo desapareció al cruzar miradas con Diego en el altar, un momento que ella grabó en su alma para siempre. En una ceremonia cargada de amor, intercambiaron alianzas, sellaron su unión y se convirtieron en marido y mujer.

Luego del civil, con el ocaso como telón de fondo, llegó el momento de compartir con sus invitados la elegante recepción. El vals abrió la pista: Giuliana bailó con su padre, Diego con su madre y enseguida se fundieron en su propio compás con la canción Qué suerte tenerte, de Fonseca. La música, primero de The Bantus en la previa y luego de DJ Aya en la fiesta, hizo que la celebración nunca bajara el ritmo.