LA SUERTE DE TENERTE

El 14 de agosto, Stephanie Gosling Galeano y Fernando Marecos Gamarra se dieron el sí, quiero  en Es Vedrá, San Bernardino, envueltos en una atmósfera de puro romance y felicidad. A la hora pactada, la novia, radiante y serena, llegó en un elegante auto clásico blanco hasta la capilla San Gabriel, donde la esperaba su prometido con ansias de pronunciar sus votos de amor, ante sus seres queridos. Ese día tan especial, la pareja oficializó su unión civil.

El vestido de Stephie fue, sin dudas, uno de los grandes protagonistas de la noche, un traje que ella misma ideó y confeccionó en su atelier. De carácter único y elegancia atemporal, la pieza combinaba un espíritu vintage con guiños al art déco. Como la propia novia lo describe: «Un diseño desafiante y a la vez muy especial para mí».

Tras la emotiva ceremonia, la celebración continuó en los salones de Es Vedrá. El decorador Óscar Guccione creó un ambiente de ensueño al transformar el lugar con una estética clásica y guiños vintage: follaje fresco, velas y candelabros que aportaban calidez, junto a delicados toques florales que realzaban la elegancia.

La entrada de los recién casados fue uno de los momentos más esperados. Stephie y Fernando ingresaron a la fiesta al ritmo de la icónica canción  I Wanna Dance with Somebody,  de Whitney Houston. El baile nupcial fue coronado con un espectáculo de fuegos artificiales, un momento de película. La fiesta alcanzó su máxima energía cuando los DJs Hallam, Pachelo y Pitriki tomaron el control de la música.

DETALLES

De la coordinación y organización se encargó el equipo de Désireé Grillon & Adriana Saccarello Event Planning, que acompañó por meses a los novios para que todo saliera a la perfección. El menú de Talleyrand deleitó a los invitados con su propuesta gastronómica, mientras que Paola Hornung preparó pavlovas y cheescakes.

ELEGANCIA ATEMPORAL

Stephanie se preparó para su gran día en el Hotel Villa María de San Bernardino, acompañada de sus amigas y familiares. Su peinado fue obra del estilista Jorge Benítez, y su maquillaje, de Augusto Santiviago de Glam Squad. Como último paso, se colocó su impresionante vestido. El diseño partía de una delicada base de encaje chantillí que abrazaba su silueta con una transparencia sutil y sofisticada. Encima, bordados artesanales en pedrería, cristales y canutillos dibujaban elegantes arabescos que se extendían desde el cuello alto hasta la falda y la cola. La estructura de corsé aportó un equilibrio perfecto entre fuerza y romanticismo, mientras que las etéreas capas de tul daban ligereza y movimiento a cada uno de sus pasos.