
EL CAPÍTULO MÁS BELLO
Carolina Pereira Fernández y Sascha Ian Sitta Estragó celebraron su unión en una boda colmada de amor, detalles y momentos imborrables. La historia de esta pareja comenzó en la adolescencia, cuando se conocieron en Paraguay: ella era alumna del colegio Santa Ana y él estudiaba en el Goethe. Sus caminos se cruzaban en los quinceaños gracias a los primos de Caro, que también iban al Goethe.

Años más tarde, el destino volvió a unirlos en la universidad, en Kansas (Estados Unidos). Allí forjaron una amistad entrañable; compartieron almuerzos familiares, risas y vivencias, sin imaginar entonces que se convertirían en compañeros de vida. El tiempo y las vueltas del destino los acercaron aún más y, tras reencontrarse en Paraguay luego de la graduación, iniciaron un noviazgo que se extendió durante seis años.
La propuesta llegó de manera inesperada, en un viaje familiar a Disney, frente al castillo de Magic Kingdom, en un atardecer soñado que quedó grabado en sus corazones. La boda fue el reflejo de esa historia de amor auténtica y profunda. La ceremonia religiosa y la fiesta se celebraron en Es Vedrá, un entorno idílico que se convirtió en el escenario perfecto para sellar su unión. Carolina lució impecable en un vestido con velo diseñado por Victoria Maluff, complementado por un delicado ramo de La Efe. El talentoso cuarteto de cuerdas de Pablo Araújo envolvió la emotiva ceremonia con su música, lo que creó una atmósfera de paz y felicidad inmensa mientras la novia avanzaba hacia el altar para darle el sí, quiero al amor de su vida.
«Pasamos tantas cosas juntos para llegar a ese momento», compartió la novia. «Desde que estaba en el auto —pidiendo a mis primos que me llevaran a la capilla— sentí una tranquilidad y una paz total al saber que me casaba con el amor de mi vida, mi compañero y mi mejor amigo. Los dos vivimos fuera hace muchos años; entonces, ver a todos, desde la ceremonia hasta la recepción, hizo que disfrutáramos cada segundo de nuestro día con cada persona. Realmente lo pasamos increíble, y la emoción de llegar al altar fue inmensa».
Cada detalle hizo de la celebración un recuerdo eterno. La alegría del reencuentro con seres queridos y la profunda emoción de compartir su felicidad con quienes más aman fueron, sin duda, los grandes protagonistas de este día inolvidable para los recién casados.