SIEMPRE UNIDOS

Un amor que nació en la adolescencia, entre miradas tímidas y gestos inocentes, fue transformándose y madurando con los años, hasta llevar a Guadalupe Abente Benítez y Juan José Mura Duré hacia un altar colmado de emociones palpables, promesas susurradas y sueños entrelazados.

Se conocieron a los 15 años, en una noche de música y juventud, y tras más de nueve años de un noviazgo que fortaleció sus lazos, decidieron sellar su historia con un compromiso eterno. La propuesta tuvo como escenario la isla de Capri: en un barco, frente al icónico Arco del Amor, un 12 de abril que marcó el inicio ilusionado de los preparativos y el umbral de una nueva etapa en sus vidas. Con una sincronía inesperada, eligieron celebrar su matrimonio exactamente un año después de aquel compromiso mágico, un designio que ambos atribuyen conmovidos a la providencia divina.

El gran día amaneció vibrante con nervios y una profunda emoción. Guada se preparó en la casa de su tía Diana, rodeada de cariño y memorables anécdotas compartidas. Su vestido, creación onírica de Lidia Romero, tomó forma en colaboración con su madre: un strapless de elegante color nude, delicadamente revestido en encaje chantilly y tul bordado con un relieve de flores y hojas.

La ceremonia y la fiesta se desarrollaron en El Castillo Remanso. Al llegar y ver que Juanjo la esperaba entre lágrimas, Guadalupe contuvo las suyas propias para que el momento no se desbordara en un mar de felicidad pura. La música, a cargo de Chiara Bellucci, elevó aún más la ceremonia, y Guada regaló a todos un momento inolvidable al cantar Que me alcance la vida, de Sin Bandera, a su esposo y sus padres.

La fiesta fue una auténtica celebración de amor y alegría. Entraron a la recepción al ritmo de Caminar de tu mano, de Fonseca y Río Roma, y bailaron el vals. La decoración, hermosa y poco convencional, tuvo como protagonista al color negro, combinado con wembé natural y elegantes calas blancas. Cada detalle, incluidas las enormes flores de tul diseñadas y confeccionadas por su mamá, Grisel, hablaba del amor y la dedicación puestos en este día tan especial.

DETALLES

La organización de la boda le fue confiada al staff de Jessica Miralles. La propuesta gastronómica de Talleyrand deleitó a todos los presentes, desde el antipasto hasta los platos de fondo. El Depósito materializó la visión decorativa ideada por la novia y su madre. La pista de baile explotó con el show de Chapa C y un divertido número inspirado en la película ¿Dónde están las rubias? El recuerdo de esta jornada quedó eternizado en las fotos de El Faro Bodas.