LA VIDA JUNTOS

Alejandra Ramírez Moreno y Julio María Lansac Gómez comparten una linda historia de amor, y tras dos años de noviazgo sellaron su promesa con una boda de ensueño. Todo comenzó en 2022, cuando un amigo en común los presentó. Desde el primer momento, la chispa entre ambos fue innegable, un vínculo que se fortaleció con el tiempo. La propuesta de matrimonio tuvo lugar en una playa de Miami, donde Julio sorprendió a su novia con un anillo diseñado especialmente por Maricarmen Giménez Riera de Ígnea, un símbolo de su conexión eterna.

Luego de algunos meses de preparativos, el gran día llegó el 1 de marzo. Alejandra se despertó temprano, a las 5.00 de la mañana, y su primera mirada se dirigió al cielo, preocupada por la lluvia prevista. Sin embargo, el amanecer la recibió con un espectáculo de tonos naranjas y lilas, un momento mágico que disipó cualquier temor y llenó su corazón de emoción. Las lágrimas brotaron y la certeza de que sería el mejor día de su vida se afianzó en su interior.

Alejandra se preparó en el Hotel Bourbon, rodeada del cariño de sus seres queridos. Su vestido, una creación de su gran amiga Florencia Nicora, fue una obra de arte: encaje francés bordado en cristalería, con un peplum que realzaba su figura y una majestuosa cola con puntillas de encaje. El tocado de Abel Morel, un broche vintage con detalles en nácar y cristalería, complementó su look, junto con el maquillaje romántico en tonos rosados y brillantes de Caro Álvarez, y el peinado de Caro Lezcano.

El trayecto a la iglesia San José fue un torbellino de emociones. Alejandra llegó en un BMW negro 650i de dos puertas, y al bajar, los nervios se transformaron en pura emoción. Caminó hacia el altar con la mirada fija en Julio, mientras el Ave María, interpretado por Seba Castelo, creaba un ambiente celestial. Tras el sí, quiero, los recién casados se dirigieron al Castillo Remanso, donde compartieron una elegante recepción con sus seres queridos para celebrar el inicio de su vida juntos.

DETALLES

La impecable organización estuvo en manos de Belén Fernández, del equipo de Désireé Grillon & Adriana Saccarello Event Planning, quienes hicieron de los ocho meses de preparación un proceso lleno de amor y dedicación. La ambientación le fue confiada a Bruno Enmanuel y su staff; por otra parte, Talleyrand dispuso el menú y la mesa de dulces fue de Pederzani.