LA NOCHE SOÑADA
Aquel sábado 13 de julio, Michelle Marie Abed Mosciaro y Ramiro Javier Pangrazio Amarilla unieron sus vidas en matrimonio. Lo que comenzó con una simple invitación a un café, con el tiempo se convirtió en una grandiosa historia de amor y complicidad que 11 años después los llevó a una cita en el altar.
La llegada de Michelle a la iglesia Santísima Trinidad en un taxi amarillo fue un guiño a la serie Sex and the City, pero esta vez no era Carrie la protagonista, sino esta auténtica novia, con la inspiración clara y la determinación de hacer de su gran día algo tan único como ella misma. “Siempre me ha encantado representar mi estilo de una manera particular y acorde a mi personalidad. Una gran inspiración para mí siempre ha sido Carrie Bradshaw. De ahí nace la idea de sentirme un poco ella ese día, mega lookeada, tomando un taxi para ir a casarme”, contó entusiasmada.
Mientras aguardaba que se abran las puertas del templo antes de su entrada, sintió una oleada de nervios recorrer su cuerpo. Fue un momento indescriptible y, aunque había planeado cada detalle minuciosamente, nada podía prepararla completamente para ese instante.
La ceremonia fue un testimonio del amor que compartían Michelle y Ramiro. Sus padrinos, Ricardo Abed, Verónica Mosciaro, Ramiro Pangrazio y Ana Raquel Amarilla, los acompañaron con mucho orgullo mientras ellos pronunciaban sus votos y luego recibían la bendición sacramental. La posterior celebración en Puerto Liebig fue épica y transformó una de las noches más frías del año en una velada cálida y acogedora. Bajo la luz de cientos de velas, rodeados de mesas comunitarias, los invitados disfrutaron de una cena inolvidable.
La fiesta continuó con entusiasmo. Hubo brindis, bailes, máscaras venecianas, animadores temáticos y s h o t s. Sin duda, una noche para el recuerdo, en la cual Michelle y Ramiro comenzaron a escribir el nuevo capítulo de una historia sin fin.