PROMESA ETERNA

Lejos del ajetreo capitalino y de todo el ruido que supone la ciudad, Catalina Vuckovich Samaniego y Fernando Valdovinos Pangrazio se unieron para siempre rodeados de la calma y la paz que transmite la ciudad de Altos, en la iglesia San Lorenzo.

Fue una fresca y agradable tarde de junio, el cielo estaba nublado y tan sublime que regaló una luz uniforme y perfecta para la entrada triunfal de la novia. Acompañada de su hermano, Cata llegó hasta el pie del templo en donde fue recibida por su padre, Branko Vuckovich; se acomodó el vestido y, luego de recibir un tierno beso en la frente, se abrieron las puertas de la iglesia y marchó hasta el altar, en donde la aguardaba Fernando, ansioso, nervioso, pero, sobre todo, feliz y enamorado.

 Fue un sacramento emotivo y alegre. Ambos juraron amarse y respetarse, intercambiaron alianzas como símbolo de su amor y se dieron el sí ante Dios.

 La fiesta se trasladó hasta la residencia Vuckovich Samaniego, y con ese paisaje idílico del atardecer que se desvanecía en el lago celebraron con todos sus seres queridos. Pero antes, la cita obligada fue una sesión de fotos con el staff de El Faro Bodas, al mando de Raúl Villalba.

Lo siguiente fue hacerlo oficial ante la ley. En una íntima reunión se celebró la boda civil, dirigida por la jueza Mariana Vargas. Ya al caer la noche, los nuevos esposos entraron a la recepción al ritmo de la canción Sarà perché ti amo, del grupo italiano Ricchi e Poveri. En ese ambiente festivo y colmado de romanticismo, celebraron su unión.

DETALLES

El Depósito creó una ambientación delicada con toques naúticos. Al momento de la cena, Stuppendo Catering deleitó con su exquisita propuesta. Por otra parte, los tragos fueron de Flairs y el DJ José Arroyo animó la fiesta con su setlist. También estuvo presente Icónico para las fotos de los invitados. La organización del gran día fue de Valentina Pangrazio, para The Vow.