UN SÍ ETERNO
Valeria Jiménez Gaona Plate e Ignacio Leoz Callizo se conocieron gracias a unos amigos en común y desde ese momento surgió en ambos una conexión especial que los mantuvo unidos a lo largo de sus tres años de noviazgo.
El profundo amor que se tienen los dos quedó en evidencia el 18 de marzo pasado ante el altar de la iglesia San José, en donde se prometieron estar el uno para el otro en las buenas y en las malas. Allí la esperaba ansioso Acho. A la hora pactada, Va l e ingresó al templo del brazo de su padre, ataviada en un precioso vestido hecho a medida por la diseñadora Beverly Kuhl.
Dios los bendijo, así como sus padrinos: Manuel Jiménez Gaona y Mary Katherine Plate; Guillermo Leoz y María Teresa Callizo, quienes con alegría oficiaron como principales testigos del matrimonio. Una vez declarados marido y mujer, los nuevos esposos fueron despedidos en el atrio del templo con estrellas de bengala como augurio de abundancia y felicidad. Luego se dirigieron a una breve sesión de fotos dirigida por Julio Zárate.
Para iniciar esta nueva etapa en sus vidas, Vale y Acho deseaban que la suya fuera una boda cálida, romántica y divertida, con todos sus seres queridos de compañía. Es por eso que decidieron celebrar su unión en una elegante recepción, ofrecida en la residencia de los abuelos de la novia, que contó con la coordinación de Désireé Grillón & Adriana Saccarello Event Planning.
Durante el cóctel, los invitados tuvieron la oportunidad de disfrutar de un delicioso banquete elaborado por el restaurante Talleyrand. Después del primer baile de casados al compás del cantautor Iván Zavala, quien mantuvo la pista encendida con sus temas musicales, el DJ Aya tomó la posta y prendió a los invitados toda la noche para dar rienda suelta a la algarabía. La boda fue todo un éxito, tal como Vale y Ac h o lo habían soñado.