ETERNOS NOVIOS
La historia de Rosario Abente Ojeda y Federico Bordón Irún comenzó hace ocho años, cuando una amiga en común los presentó en una salida grupal, y así fueron frecuentándose cada vez más, para luego iniciar un dulce noviazgo, que los encaminó al altar.
Este nuevo capítulo inició en el Obispado Castrense, la iglesia escogida por los novios para pronunciar sus votos tomados de la mano, en medio de sonrisas cómplices y ante la presencia de sus seres queridos, que colmaron el sitio para ser testigos del sublime momento.
Para tan importante ocasión, la novia escogió un diseño de Madera Benítez de estilo romántico y simple, que tuvo la espalda como destaque principal con abullonado de tul, aplicaciones bordadas en vidrillo y los indispensables botoncitos, con el velo que partía de la parte baja y que completó el look. En las manos llevó un ramo de Vita Rosa con un rosario muy especial, que su mamá, Pelusa Ojeda, preparó con cristales, plata y filigrana. Radiante, caminó hasta el altar para unir su vida a la de Fede.
Más tarde, la celebración se desarrolló en el Club Centenario de Surubi’i, bajo la coordinación de Diana Ramírez. A la hora de la cena, La Toscana Catering dispuso parrillitas como entrada y luego asado con variedad de ensaladas, sopa y chipa guasu. Mientras, la mesa de dulces fue de la excompañera de colegio de Rosario, Alejandra Agüero, para Agüero Swain Pastelería.
Por otro lado, la ambientación de estilo rústico estuvo a cargo de El Depósito, que se valió de mucha madera, troncos y frascos con lucecitas hechos por la mamá de la novia. La lente del fotógrafo Andrés López Moreira capturó hermosos momentos del gran día.