A PRIMERA VISTA

Hay historias mágicas, como la de Giuliana Scavone Domínguez y Joaquín Jarsun Lamónaca. Él de Argentina, y ella, de Paraguay, cruzaron caminos por casualidad y a partir de entonces su vida cambió para siempre. Todo inició cuando Giuli organizó una salida con sus amigas para celebrar su cumpleaños, el 26 de octubre. Ese día lo conoció. Él estaba de visita en nuestro país y tuvieron un flechazo a primera vista. Y aunque ella pensó que no lo volvería a ver, tiempo después él vino a visitarla y fueron conociéndose más, hasta que se dieron cuenta de que estaban hechos el uno para el otro.

 Luego de tres años de relación a distancia, Joaco decidió quedarse a vivir en Paraguay para estar más cerca de su novia. El amor se afianzó y dos años después llegó la propuesta. “La pedida fue en una cena, el día de mi cumpleaños. Yo pensé que era un festejo más, y entre broma y broma me sorprendió con la pregunta. Le dije que sí. Planificamos la boda durante más de un año para conseguir que los amigos y familiares de Salta, Argentina, vinieran a compartir con nosotros. Fueron muchas adversidades las que superamos para que todo salga tan perfecto y mágico como fue”, asegura Giuli.

 La cita estaba fijada para el sábado 5 de enero en una amplia residencia particular en San Bernardino. Un hermoso atardecer a orillas del lago Ypacaraí enmarcó la emotiva ceremonia nupcial de Giuli y Joaco. La temática de la recepción fue una mezcla de culturas y de todo lo que a los novios les gusta: el campo y la naturaleza, pero siempre elegante, con finos detalles que encargaron a El Depósito. En ese escenario de ensueño, la feliz pareja continuó festejando su día especial junto a sus seres queridos. Con la ayuda de la planner Jessica Miralles, la boda resultó como los esposos habían soñado.

DETALLES

Montse Clávell, de El Depósito, cumplió con el deseo de los novios de casarse sobre el lago y armó una imponente capilla decorada con plantas y flores. En la entrada de la fiesta se montó una bodega, pues Joaquín trabajaba en una en su país y tenían un vino especial con Giuli que no pudo faltar en la boda. Otro detalle único fue que la novia elaboró una fragancia especial para su gran día, que luego repartió como obsequio a los invitados. Por otro lado, el menú lo dispuso Talleyrand y la mesa de dulces fue de Sonia Ruiz de Giménez. A la hora del baile, el DJ mendocino Bruno Bramucci prendió la pista hasta altas horas de la noche. Todo quedó registrado en fotografías de Julio Zárate.

THE BRIDAL LOOK

Para el evento más importante de su vida, Giuli decidió lucir un vestido más que especial, que perteneció a su abuela materna, Karen Wilson Smith de Domínguez, cuando se casó hace 56 años. Recurrió a Javier Saiach para modernizarlo y hacerle los ajustes necesarios. “Todo el proceso lo llevamos adelante con el acompañamiento de mi abuela. La mano de Javier Saiach se nota en cada detalle, el vestido es una obra de arte”, cuenta la novia. De su makeup se encargó Ámbar Mascareño, y Helena Fernández, del peinado. En la previa, que tuvo lugar en su casa de San Bernardino, la acompañaron sus padres, sus hermanos, su mejor amiga que vino de Inglaterra y algunas amigas de Paraguay. Para complementar su look llevó en sus manos un ramo ideado por ella y hecho por La Floresta.

EL PRIMER GRAN PASO

Una ceremonia civil íntima y alegre dio inicio al capítulo más importante de Giuliana Scavone y Joaquín Jarsún. Una semana antes de la boda religiosa, específicamente el 30 de enero, firmaron el acta matrimonial en la residencia familiar de la novia, ubicada en San Bernardino. Vicente Scavone y Astrid Domínguez; Fanny Elena Lamónaca y Marcelo Abdenur, fueron los principales testigos de la unión, junto a familiares y amigos cercanos de la pareja. Luego de estampar sus firmas y ser declarados marido y mujer por la jueza Norma Romero, hubo un momento muy emotivo cuando los hermanos de la novia le dedicaron una canción a los recién casados