DIOS ASÍ LO QUISO

Cómplices del momento, tomados de la mano y muy felices. Así se encontraron Luciana Riera Encina y Marco Nunes Heisecke ante el altar de la iglesia Nuestra Señora de la Asunción en San Bernardino, al pronunciar sus votos y recibir la bendición nupcial, el 21 de agosto pasado.

 El amor ente Lulú y Marqui, como les dicen de cariño, nació hace casi tres años. Sin saber lo que les esperaba, cruzaron miradas por primera vez en el San José Rugby Club y, aunque al principio eran amigos, resultó inevitable que se enamoraran. Para él fue tiempo de coronar el bello sentimiento y, el 24 de diciembre último, la sorprendió con el anillo de compromiso.

Luego de algunos meses de planificación, la soñada boda se hizo realidad. Tras la celebración religiosa prosiguió la unión civil y el festejo en el Club Náutico de San Bernardino. En palabras de la novia: “Ese día fue sublime, alegre, emocionante y divertido. Antes del vals bailamos la música Dios así lo quiso, de Ricardo Montaner y Juan Luis Guerra, la cual nos pareció perfecta porque creemos que nuestra historia ya estaba escrita, puesto que nuestras familias se conocían desde hace muchos años”.

Tanto el lugar como la ambientación, la música y la comida fueron elegidos por los novios, que no dejaron ningún detalle librado al azar. La organización de tan especial acontecimiento fue confiada a Camila Van Humbeeck, para Passio. Todo resultó mejor de lo que imaginaron y los recuerdos quedaron plasmados en fotografías tomadas por Desde el Alma.

DETALLES

Maitita Careaga, la prima hermana de la novia, se ocupó de la deco con una ambientación de temática española, en homenaje a la abuela paterna de Lulú, Carmen, que nació en España, pero desde el año pasado la cuida desde arriba. El menú que disfrutaron los invitados fue del restaurante Talleyrand, mientras que el postre estuvo preparado por Larissa Fustagno y de la torta de bodas se encargó Marisol Careaga, prima hermana de Lulú también. Por otro lado, el DJ Miki Prats se ocupó de poner a todos a bailar.

DE BLANCO Y RADIANTE

Alegre y emocionada, Luciana pasó la previa a su boda acompañada de su mamá, su prima y sus cuñadas en el hotel Villa María de San Bernardino. De su maquillaje se ocupó Luz Esgaib y del peinado, Éver Martínez, de Bellísima. Una vez lista, se enfundó en el vestido que Romina Ruffinelli le diseñó a medida y portó un ramo de Just Flowers. También cumplió con la tradición al llevar un anillo agua marina que su abuela Carmen Escudero le había regalado a su mamá, Cruz Encina. Para completar su look, lució unos aros de brillantes que su tía Ale Encina le prestó.