UNA UNIÓN DIVINA

Entre María Cielo Ayala Martínez y Walter Fernando González Altamirano siempre hubo gran complicidad y, sobre todo, mucho amor. Cada fin de semana ella se encargaba de elegir un lugar para cenar y todos los detalles, pero no fue así el 13 de noviembre de 2020. Esa noche, Fer tomó la posta y reservó una mesa en el Talleyrand Maurice, a pesar de la furiosa tormenta que azotó Asunción; el novio estaba empeñado en salir y no hubo tempestad que lo haga desistir. Así, luego de la cena llegó el postre con un anillo dentro. Feliz y sorprendida, aceptó ser su compañera de vida.

Cielo y Fer llegaron al altar de la iglesia Santísima Trinidad luego de tres años y seis meses de noviazgo. La novia arribó al templo en un Chevrolet Bel Air 1950 enfundada en un traje confeccionado por Carlos Burró, un vestido de escote bote, con una capa de tul francés bordado en microcristales, que acompañó con un delicado tocado de Paula Alcázar y un ramo de calas blancas de Just Flowers hecho por Julieta Fioro, amiga del novio. Al pie de la iglesia estaba listo su padre, Hugo Ayala Gamarra, para acompañarla en su gran día. Cuando se abrieron las puertas, la emoción la embargó. Vio al novio que la esperaba en el altar, caminó lentamente hacia él y disfrutó de ese sublime instante mientras contenía las lágrimas. Envueltos en esa atmósfera divina, María Cielo y Walter Fernando se convirtieron en marido y mujer ante Dios y todos los presentes.

Luego de la emotiva ceremonia religiosa, los nuevos esposos celebraron con sus familiares y amigos en el Salón Blanco de Puerto Liebig. Al entrar a la fiesta bailaron al son de Mia and Sebastian’s Theme, interpretado por el chelista Hauser, del soundtrack de la película La La Land, y tomados de la mano hicieron que ese momento sea solo de ambos.

Todo resultó como la pareja soñó gracias a la ayuda de las coordinadoras Martha Pérez y Celia Benítez, para MyC Eventos. Por su parte, El Faro Bodas inmortalizó los mejores recuerdos con maravillosas postales.

DETALLE

Flopi Gwyn y Paz Maluff, de Art Decor, realizaron una decoración de estilo romántico, con la amalgama de diferentes texturas como madera, hierro y cristal, combinados con verde follaje y exóticas orquídeas. También se encargaron de montar la mesa de dulces con productos del atelier de Gladis Marques. Por otro lado, Talleyrand dispuso el menú: antipastos de entrada con estación de bruschettas y bufé caliente de fondo.