A PERFECT WEDDING
Adriana Amarilla Vallejo y Canuto Rasmussen González se conocieron por medio de la mamá del novio, Marité Rasmussen, y la bendición de la suegra llegó incluso antes de la propia relación. Desde que empezaron a salir, Adri y Ca n u se sintieron muy conectados. Tras nueve meses de noviazgo, él le pidió matrimonio en un día de campo en Atyrá. Allí, meses después, en la granja El Tucán, se realizó la ceremonia civil y la bendición. La novia se preparó en San Bernardino, en casa de sus familiares. Hasta el lugar llegaron Jorge Benítez y Augusto Santiviago de Glam Squad, así como también la diseñadora Florencia Soerensen para asistir y acompañar a Adri en su gran día. En cumplimiento con la tradición llevó algo azul, algo viejo y algo prestado. “Le pedí a mi cuñada Solange, a quien adoro, que me preste unos aros”, cuenta. El ramo fue muy especial, ya que el mismo novio lo preparó, prácticamente a ciegas, porque no podía ver el vestido, pero resultó perfecto.
Una vez lista, partió rumbo a Atyrá en el auto de don Canuto, su suegro. Con mucha emoción y a bocinazos ingresó al lugar de la ceremonia. Ahí, su hijo Patrick la acompañó hasta el altar. Una vez declarados marido y mujer, lo siguiente fue disfrutar de una divertida fiesta popular. La gente se deleitó con las diferentes estaciones de comida; una onda rústica pero elegante puso bien cómodos a los invitados, y para coronarse como una auténtica kermés hasta se dispuso una gran rueda de Chicago y varias atracciones para los niños.