LA TARDE DE SOPHI Y PEPI

Un tierno y profundo amor entrelazó las vidas de Sophia Gosling Scappini y Pedro Rolón Burt hace casi una década. En agosto de 2019 unieron sus vidas para siempre, fecha en la que Chic acompañó a la pareja al retratar todos los momentos de ese acontecimiento tan especial. Después de un año del inolvidable sí, quiero, celebramos las bodas de papel de Sophi y Pepi, y rememoramos los detalles de aquel día en palabras de la novia.

Por coincidencias de la vida, en el verano de 2010  nos encontramos con Pepi en Brasil.  Nuestras familias fueron al mismo lugar de vacaciones y  fue ahí  donde todo empezó. Éramos superchicos, y siempre me emociona pensar que ahora ya cumplimos un año de casados. El 10 de octubre de 2018 fue la fecha de la inesperada propuesta. Creo que estuve en shock hasta el día siguiente, ¡no lo podía creer!

 Recuerdo que era un miércoles normal, y Pepi me había propuesto ir a cenar a Tierra Colorada. Yo estaba con gripe y medio desganada, pero dije: “Voy igual”. De ida al restaurante, me dijo que olvidó unas cajas  en la oficina  y me pidió  que le acompañara a buscarlas antes. Al llegar le pregunté si necesitaba ayuda, pero me respondió que solo lo esperara en el auto. Después de un ratito salió su primo, Juan, con quien trabaja, y me dijo: “Sophi, necesitamos tu ayuda”.

Entonces, bajé del vehículo y su primo abrió la puerta de la oficina, ¡y lo vi a Pepi parado con el anillo en la mano! Todo estaba decorado con globos, lucecitas, velitas, un corpóreo de letras con nuestras iniciales, al lado una mesa decorada con la cena y un champán para brindar. Me tomó tan de sorpresa. Cuando entré, él se arrodilló y yo lo abracé. Después de un rato vinieron nuestras familias y amigos a festejar y compartir con nosotros.

Ese mismo mes empezamos  con  los preparativos.  Los dos queríamos casarnos en San Ber, de tarde, y siempre nos gustó el mes de agosto. Fue así que elegimos como fecha el 17 de agosto de 2019 en el Club Náutico San Bernardino. Desde ese momento  ya no paramos, seguimos viendo todo con muchísima ilusión. Nuestra wedding planner  fue una de mis mejores amigas, Valentina Pangrazio, quien con su equipo, The Vow, logró que nuestra fiesta fuera perfecta.

Lo más lindo era que no solo estaba compartiendo el proceso con ella como profesional, sino también como mi amiga de toda la vida. Su buena onda, su tranquilidad y su sonrisa a cada instante fueron detalles que me encantaron de trabajar con Valen, como así también la manera en que nos motivó a que ese día fuera un reflejo de nosotros, los novios.

 Por otro lado, mi mamá  y yo nos imaginamos mil veces cómo sería mi wedding dress, compartimos ideas y fotos todo el tiempo. Desde hace muchos años, yo le decía: “Mi vestido de novia quiero que me lo haga Florencia Soerensen”, no tenía duda alguna. Hablamos con la diseñadora y coordinamos. Se dio la coincidencia de que ella iba a estar en Paraguay, ya que suele pasar más tiempo en Francia, así que todo surgió. Vimos juntas mis ideas, pero dejé que se inspirara y le expresé que confiaba ciegamente en ella; me dio muchísima seguridad y sentía que me entendía. El vestido fue confeccionado en tul de plumetí de hilo, la tela proviene de Francia y es una antigüedad que data de comienzos de 1900. Tenía corte evasé y volados en la falda. El modelo conservó los bordados a mano en cintas de hilo originales de la tela y se combinó con valencianas de hilo para enmarcar la figura y destacar las mangas ¾. Complementó el conjunto un velo en tul mórbido con terminaciones valencianas. ¡Fue mi vestido soñado!.

Los accesorios que  dieron realce a mi  look  fueron: un tocado, a cargo de Abel de Casa Novia, que trabaja con Adri Ortiz; mientras, Josefina Alcázar me hizo los zapatos, teniendo en cuenta que mi tamaño es mini. También llevé un rosario hermoso, de cristal, que mi mamá le había pedido a tía Maia, una de las tías de Pepi, que me traiga de Fátima, Portugal, ya que tenía planeado ese viaje. No pudieron haber elegido mejor,  tanto ella como  su hija  Pimpi,  a quienes les tengo mucho cariño. Eso hizo  que fuera una pieza  superespecial para mí. Mi ramo lo preparó la genia de Ceci Canillas, de La Floresta. Tuvo flores blancas, y distintos tonos de verde.

También cumplí  con la tradición de llevar algo prestado: una de las primas de Pepi, Vicky Burt, con todo el amor del mundo me prestó  los aros que ella usó  el día de su casamiento y que también lució su hermana, Pimpi justamente a fecha de su boda. Fue superemocionante. El aro tenía también azul, así que era dos en uno. Y algo viejo o something old fue la tela del vestido que había conseguido Florencia.

 El día antes partimos tanto mi familia como la de Pepi a San Ber, y reservamos  la Posada Boutique Tatano  para pasar ahí  el fin de semana.  Compartimos la noche previa  todos juntos,  ya imaginándonos como sería  la boda.  El sábado nos levantamos temprano (ya que la misa comenzaba a las 16.00).  Aunque yo casi no dormí  de la ansiedad y la emoción. Al despertarme estaba contenta y tranquila, sentía una felicidad inmensa y no podía creer que llegó el día que tanto anhelé. En la quinta armaron un salón para que nos peinemos y maquillemos con mis amigas, mi mamá, mi abuela y mi tía. Nos reímos, comimos y brindamos. Estar ahí compartiendo realmente hizo que desaparecieran los nervios.

Mi mamá  fue mi mano derecha todo el tiempo, sin ella no sé qué hubiera hecho. Pepi también se involucró y me ayudó un montón. Ambas familias participaron muchísimo y  todos gozamos  en el proceso. De igual manera, varias cosas ya estaba muy segura de cómo quería que sean. Valen me dio la idea de reunirnos con Adrián, de We Do Producciones, para el montaje y al instante tuvimos feeling con él. Entendió lo que quería para la ambientación.

La boda contó con una decoración de base rústica en tonos tropicales, combinada con variedades  de hojas, no precisamente verdes, sino matizadas, tricolores y moradas, que se complementaban con las flores naturales que por sus colores – bordó, fucsia, naranja y amarillo– tenían mucha fuerza. Emplearon materiales como madera oscura lustrada, sofás tapizados en lino natural y elementos decorativos como cerámicas y bases en cemento, lo que transformaba el aire rústico en algo más elegante. Viene a mi memoria que, cuando entramos al Náutico, con Pepi quedamos impresionados por lo hermoso que estaba todo. También fue imponente la mesa de dulces lograda por Sonia Giménez de Ruiz, y la mesa de antipasto de Cartasso Catering. Todos lograron un trabajo de 100 puntos.

 La llegada a la iglesia en mi caso fue un poco diferente. Mi tío, el hermano de mi mamá, que es incondicional para mí, fue quien me acompañó en el auto hasta llegar a la entrada de Nuestra Señora de la Asunción. Me ayudó a bajar y a subir las escaleras del templo. Ahí me esperaba mi hermano, muy emocionado, para llevarme al altar.  Ese fue un momento demasiado emotivo. Tuvimos 12 cortejitos, lo que también me encantó, ya que amo a los niños. Las nenas se pusieron unos vestiditos color beige, cortitos, y los varones, unas bermuditas del mismo tono y camisita blanca.

Mi primer pensamiento al ver a  Pepi  esperándome fue de alegría y seguridad. Sentí que era la persona más feliz del mundo, y que tomé la mejor decisión de mi vida. También me emocionaban todas las personas que estaban ahí compartiendo con nosotros, ya que hay una frase que me gusta repetir:  “La felicidad solo es real cuando es compartida”. Disfruté  cada momento,  ¡no quería que se acabe!  Lo que más  me marcó fue la misa,  porque  me conmovió mucho. En un momento Pepi se quebró y no podía hablar. Todos le aplaudían y le daban fuerzas. Fue tan lindo sentir su emoción al dar el gran sí y eso nunca lo voy a olvidar.

Mi primer pensamiento al ver a Pepi esperándome fue de alegría y seguridad. Sentí que era la persona más feliz del mundo, y que tomé la mejor decisión de mi vida.

Una anécdota simpática es que al salir de la iglesia nos subimos al auto antiguo para ir a nuestra sesión fotográfica ¡y no arrancó! Pero al menos sirvió para la foto.  Luego, durante la fiesta, nos divertimos demasiado. Bailamos sin parar con toda nuestra familia y amigos a los que tanto queremos. Fue el día más esperado por mucho tiempo. Una montaña rusa de emociones, pero solamente puedo decir que para mí fue más que perfecto, una bendición. Todo resultó como alguna vez soñé y más. No faltó nada.

MEJOR DE LO PLANEADO

No puedo dejar de mencionar lo agradecida que estoy con nuestras familias que nos dieron la fiesta que soñábamos, y a todos nuestros amigos y parientes que tanto nos agasajaron y mimaron, ayudándonos en ese gran día. Organizaron despedidas, disfrutaron con nosotros y nos hicieron sentir todo el cariño. También estoy superagradecida con el excelente team que nos tocó: Valentina Pangrazio, Julio Zárate, Ale Duarte, Adrián Aguirre, Sonia Giménez de Ruiz, Cartasso Catering, DJ Hallam, Calaca Studios, Héctor Candia, el grupo Vocal Como Siempre. Todos le dieron su toque especial a nuestro gran día.
Por Sophia Gosling. Fotos: Julio Zárate.