PROMESA DE AMOR

El 19 de julio, en la serena belleza de Surubi’i, María del Carmen Allegretti García de Zúñiga y Mario Alberto Hannich Alegre unieron su vida en matrimonio. La emotiva ceremonia tuvo lugar en la iglesia San Pío, con todos sus seres queridos como testigos de su amor.

La historia de María del Carmen, a quien cariñosamente llaman Tita, y Mario es un relato de caminos que se cruzan en el momento perfecto. Se conocieron en la adolescencia a través de amigos en común, pero no fue hasta 2022 que se reencontraron para una primera cita, y a partir de entonces no se separaron más.

La propuesta de matrimonio llegó durante un viaje con amigos. En el último día, a solas, en la playa frente al mar, Mario le susurró: “Amor, tengo un anillo para vos”. Al principio, Tita no podía creerlo, pero al verlo, las lágrimas de emoción brotaron y su respuesta fue un sí rotundo.

La noche antes de la boda, ella no pudo dormir. Sentía una mezcla de emoción, nervios y ansiedad que hacía que todo pareciera surrealista, como si estuviera preparándose para el casamiento de alguien más. No fue hasta que se vio completamente vestida de novia que la realidad la golpeó de forma abrumadora: su propio sueño estaba a punto de hacerse realidad.

 Llegó a la iglesia en un clásico Mercedes-Benz de 1959. Al ver a su padre esperándola para acompañarla al altar, las lágrimas encontraron su cauce. Las puertas se abrieron y, con los acordes de la Marcha nupcial, interpretada por una trompeta, Tita se quedó sin aliento. Allí la esperaba Mario con una mirada tierna y llena de amor.

Ya en el Club Centenario, los novios ingresaron a la fiesta con la energía explosiva de Blitzkrieg Bop de los Ramones y los aplausos de familiares y amigos. Su primer baile, en cambio, fue íntimo, al ritmo de One Day Like This, de Elbow, canción que los acompaña desde su compromiso. La pista estuvo llena toda la noche gracias al equipo de Majul, que supo interpretar el deseo de ambos: que la celebración no se detuviera.

DETALLES

La coordinación fue de Camila Van Humbeeck, de Passio. Bruno Enmanuel creó una ambientación cálida y acogedora con fibras naturales, flores en tonos terracota y naranja, y helechos colgantes que unieron visualmente todos los espacios. Mientras los invitados disfrutaban del menú de Stuppendo, los novios los sorprendieron con una cerveza artesanal exclusiva, elaborada en colaboración con la cervecería Herken, con etiquetas diseñadas como un recuerdo especial de ese día inolvidable.