SUEÑO CUMPLIDO
El amor entre Lucía Saurini Samaniego y Renato Pérez Vallejos nació en la adolescencia y se mantuvo firme con el paso del tiempo. Juntos forjaron una historia de ternura y sinceridad que los llevó a comprometerse y hacerlo oficial ante Dios, la ley y todos sus seres queridos.
Tras meses de preparativos, luego de un emotivo compromiso, llegó el día de la boda civil, el 31 de agosto en la casa de la familia del novio, en San Bernardino. Lucía, radiante y serena, se preparó en su propia casa en San Ber. Para ese día escogió un diseño de Florencia Soerensen, confeccionado con la tela del vestido con el que se casó su madre, Andrea Samaniego. Este toque íntimo y familiar aportó una carga emocional al look nupcial.
A las 17.00, los novios tuvieron un first look, un momento sublime en el que ambos se vieron por primera vez antes de la ceremonia. Cerca de las 19.00, los invitados comenzaron a llegar y disfrutaron de la cálida recepción mientras aguardaban a los protagonistas. Cuando finalmente Lucía y Tato hicieron su entrada, la música, Para siempre, de Benjamín Amado, resonó en el ambiente, mientras estrellones de luces iluminaban su camino. La ceremonia fue sumamente emotiva y los votos de amor que intercambiaron los novios hicieron que se emocionaran hasta las lágrimas. La jueza Norma Romero presidió la ceremonia civil, en la que, rodeados de sus seres más queridos, Lucía y Tato se convirtieron oficialmente en marido y mujer ante la ley.
Ahora, la cuenta regresiva continúa para su boda religiosa, que se celebrará en octubre en la iglesia San José, y la posterior fiesta será en Talleyrand Costanera.