Una mirada DESDE EL ALMA

Berenice Gómez Crosa es una talentosa artista que conquista con su carisma y pasión por la fotografía. Madre amorosa y dedicada, combina su profesión con la maternidad de una manera natural. Bere nos recibió en su hogar para conversar sobre su trabajo, su formación autodidacta, su percepción de la belleza y su más reciente viaje a Europa y Salta.

Berenice Crosa se encontraba en los campos de lavanda de Valensole, en Francia, bajo el sol dorado de la tarde, cuando se percató de que su pasión por la fotografía la había llevado a lugares que jamás imaginó. Para ella, estos últimos meses fueron de aventura, paseos y una entrega consagrada al trabajo. Junto a su compañero de vida y socio, Julio C hucho Jiménez, fueron a fotografiar bodas en el país galo, Alemania y también a Salta, Argentina. “Hicimos fotos en campos, altas montañas, viñedos e incluso iglesias góticas. Estar frente a lugares diferentes provoca grandes estímulos en relación con la cámara”, nos cuenta.

INICIOS

Sin embargo, el viaje de Berenice no comenzó en esos idílicos paisajes europeos. Fue 2011 el año en que nació su interés por la fotografía. Autodidacta por naturaleza, empezó por retratar a sus hijos, sin tener muchos conocimientos. Recurrió a clases particulares y a YouTube para aprender los fundamentos de este arte, pero el entusiasmo y el interés fueron sus verdaderos maestros, y la guiaron en un camino de constante aprendizaje y descubrimiento. “Creo que lo que más me sirvió fue saber qué quiero contar con una foto, el tener en claro lo que debo transmitir. Así, fui buscando herramientas y aprendiendo cómo funciona”, relata.

Bere estudió Arquitectura en la Universidad Nacional de Asunción y esto le brindó una perspectiva única: la ayudó a comprender la espacialidad, la relación del ser con el entorno y la importancia de la luz. La historia del arte, otro pilar de su educación, también influyó en su enfoque fotográfico. Esta formación, aunque no relacionada directamente con la fotografía, le proporcionó herramientas valiosas para desarrollar su estilo y visión artística.

AUTODIDACTA

Empezó a hacer fotos a su entorno en la facultad, subió esas capturas a las redes y de a poco fueron llegando los pedidos. Así nació Desde el Alma, en 2017. El nombre resuena con la esencia de su trabajo: capturar momentos de profundidad y emoción. Aunque no le gusta encasillarse en un estilo específico, siempre busca plasmar la belleza en sus fotos, la cual, para ella, es subjetiva pero universal, una armonía que trasciende lo meramente estético y se encuentra en gestos y expresiones. Incluso en contextos difíciles, como en una hipotética fotografía de guerra, ella cree que siempre hay amor y atractivo por descubrir.

Para Berenice, la fotografía es una manera de percibir y valorar la vida, de estar presente y vivir el momento. La describe como una herramienta meditativa que te lleva a lugares nuevos, te saca de tu propia mente y te invita a reflexionar sobre la vida en sus aspectos más triviales y profundos. Esta perspectiva libre y autodidacta le ha otorgado una mirada alejada del esnobismo académico. Aunque respeta la academia, valora la libertad que le da su formación por sí misma para ser más intuitiva y seguir su propio camino. “En realidad el problema no es la academia ni el instructor, sino que tiene que mucho que ver el aprendiz, cuando se deja dogmatizar o influenciar demasiado, tanto que ya no se puede escuchar a sí mismo. Hace lo que le dicen que es correcto, le cuesta pensar fuera de la caja”, explica.

DE PARAGUAY AL MUNDO

En junio pasado Bere viajó con Chucho para Francia. En el Chateau de Roquefeuille, en el corazón de Provence, fueron hasta los campos de lavanda en Valensole para la sesión de fotos de los novios que compartimos en estas páginas. También se dirigieron hasta Alemania, a la ciudad de Geisenheim, en donde otra pareja confió en su talento para plasmar cada detalle del gran día, en una hermosa iglesia de estilo gótico de la ciudad de Eltville am Rhein y en una celebración en el viñedo del Châteaux Hotel Burg Schwarzenstein. No fue menos emocionante el viaje a Salta en donde hicieron fotos en Cafayate. En estos trabajos, Bere descubrió nuevos escenarios y emociones, reafirmó su creencia en la belleza de lo cotidiano y en la capacidad de la fotografía para capturar esa esencia. Con su gracia y sensibilidad, continúa plasmando momentos desde el alma y creando diálogos visuales que trascienden para siempre en los álbumes familiares.