A FAIRY TALE
La boda de Alejandra María Domaniczky Meza y Alejandro Yamil Bittar Salomón fue, tal vez, una de las uniones más emotivas de las que este equipo fue testigo. El amor entre estos novios era evidente, tierno e idílico. Pero no solamente ellos estaban felices, también la familia y los amigos, quienes fueron el público más entusiasta y hasta se congregaron en el altar para saludar a la querida pareja.
Ayi y Ale se conocieron en la casa de un amigo en común, en San Bernardino. Ella notó algo en Alejandro y dio el primer paso. Así, comenzaron a salir y fueron novios durante ocho años y medio. Ay i supo que él era el indicado desde el primer momento en que lo vio y cuando el novio se ganó el cariño de toda su familia, ya no le quedaron dudas, estaba segura de que lo suyo sería para siempre.
El día de la boda, Alejandra se despertó emocionada y llena de alegría. A pesar de que llovió un poco, no se dejó desanimar, porque se dio cuenta de que la lluvia le daba un toque especial a esa fecha tan importante. El papá de la novia era por lejos una de las personas más emocionadas. Al ver llegar a su hija a la iglesia San José, no se guardó sus sentimientos y soltó algunas lágrimas. Ya en la puerta de la iglesia, Alejandra no podía contener la emoción y le repetía a su padre lo feliz que estaba de casarse c on Ale. Lloraba de alegría mientras caminaba hacia el altar y solo pensaba en lo afortunada que era de cumplir ese gran sueño.
Luego de la bendición matrimonial, la fiesta se llevó a cabo en el Club Centenario de Surubi’i, donde cada detalle parecía sacado de un cuento de hadas. Todo estuvo meticulosamente preparado para hacer de ese día el mejor de todos para los nuevos esposos.